Para la mayoría del pelotón, la idea de dejar caer a
Tadej Pogacar pertenece al terreno de la fantasía. El esloveno ha pasado el 2025 arrasando pelotones en Monumentos y Grandes Vueltas por igual, en una temporada de dominio tan absoluto que ha difuminado las líneas entre lo imbatible y lo inevitable.
Pero para
Geraint Thomas, todavía queda espacio para el humor. En el último episodio de
Watts Occurring, su popular pódcast junto a Luke Rowe, el galés recordó con una sonrisa la vez que, según él, consiguió lo que muchos consideran imposible.
“Yo lo solté una vez”, bromeó Thomas. “Fue en 2022, en el Col du Granon, cuando Vingegaard ganó la etapa”.
El comentario, mitad chanza y mitad orgullo, provocó la carcajada inmediata de Rowe, que sugirió entre risas que esa hazaña merecía un lugar especial en la biografía de Thomas en Instagram:
“Geraint Thomas, campeón del Tour y olímpico… una vez dejó caer a Pogi”, ironizó. “Eso debería ir justo debajo de ganador del Tour, colega”, replicó Thomas.
Detrás de las bromas, ambos reconocieron lo evidente: el nivel de Pogacar está redefiniendo los límites del ciclismo moderno. Rowe lo resumió con un mensaje de un oyente del programa:
“Antes era un espectador ocasional, pero ahora no me pierdo una carrera porque quiero ser testigo de la grandeza”.
Thomas asintió: “Lo que está haciendo es absolutamente demencial, fenomenal. Estamos siendo testigos de la grandeza. La más grande de la historia, potencialmente incluso ahora, y seguro que para cuando termine”.
Aunque ambos se han preguntado en otras ocasiones si ese dominio podría restar imprevisibilidad al ciclismo, esta vez el tono fue de pura admiración. Rowe puso las cifras sobre la mesa:
“Dieciséis de los últimos dieciocho Monumentos los han ganado los mismos dos: Van der Poel y Pogacar. Y su equipo, el UAE Team Emirates - XRG, ha ganado once de las catorce carreras italianas de un día este otoño”.
“Juego limpio”, respondió Thomas. “¿Cuántas victorias lleva este año? Deben de ser cerca de veinte”.
Rowe no dudó: “Diecinueve. Y no son carreras menores: Tours, etapas del Tour, Monumentos. Casi todas WorldTour”.
Thomas solo pudo sacudir la cabeza: “Es increíble. Si lo metes como corredor individual en la clasificación WorldTour, estaría entre los diez primeros. Debe ser un récord”.
Incluso los escasos destellos de debilidad de Pogacar se han vuelto parte del folclore ciclista. “Solo se ha dejado caer una vez este año”, apuntó Rowe, “y fue en la etapa 21 del Tour, cuando Wout van Aert lo logró”.
Thomas, divertido, cerró el tema con respeto: “Puedo bromear con que lo dejé caer una vez, pero lo que está haciendo es absolutamente demencial”.
Tadej Pogacar ha cerrado un 2025 de matrícula de honor
De la grandeza a la garra: análisis de París-Tours
La conversación pasó de la leyenda de Pogacar a la estrategia de carrera, mientras Rowe repasaba la París-Tours, donde su equipo Decathlon AG2R La Mondiale protagonizó la escapada decisiva del día.
“Una vez que estás en cabeza en estas carreras, pasan cosas buenas. Llegar ahí es lo difícil”, explicó Rowe.
Describió la situación con detalle: Paul Lapeira se fugó con otro corredor, Stefan Bissegger lideró una persecución de cinco hombres con Trentin y Laporte al acecho. Y entonces llegó la decisión que dividió opiniones:
“A falta de 1,3 km, Paul dejó de tirar”, contó Rowe. “Dijo: ‘No voy a arrastrarle si es más rápido’. Se lanzó a por la victoria. Si llega, puede que sea segundo, pero prefirió arriesgarlo todo intentando ganar”.
La apuesta no salió bien (el dúo fue alcanzado y ganó Trentin), pero Rowe defendió la jugada: “La apoyo al 100%. Si crees que vas a perder el sprint, apuesta. Si te pillan, te pillan. Pero al menos lo intentaste”.
Thomas coincidió: “Juego limpio. A veces es la decisión correcta: mejor ir a por todas que conformarse”.
El contraste llegó cuando Thomas habló del fin de semana complicado de su equipo, los INEOS Grenadiers: “Cuando vas a remolque, pasan cosas malas”, admitió.
Una caída temprana, pinchazos y averías marcaron la jornada. Incluso Ben Turner quedó detenido al borde de la carretera cuando el coche del equipo pasó de largo tras una llamada tardía por radio.
“Levanté la mano para disculparme”, confesó Thomas. “Es brutal, pero cuando el director deportivo te llama por otro corredor, tienes que ir”.
Fue, dijo, la muestra perfecta de cómo puede torcerse una carrera en minutos: un pelotón en formación por delante y otro apagando incendios desde el kilómetro uno. Como siempre, Thomas y Rowe reservaron elogios para los suyos. Tom Pidcock, con dos sextos puestos consecutivos en Lombardía y Gravel Worlds, recibió el reconocimiento del dúo: “Vaya forma de terminar la temporada”, rió Rowe.
También destacaron las tres victorias de etapa consecutivas de Paul Magnier en el Tour de Guangxi. “Ha estado increíble”, comentó Rowe. “Él, Brandon McNulty, Seixas… todos estos jóvenes están volando”.
Entre risas y anécdotas, ambos coincidieron en un mensaje final: los aficionados no deberían resistirse a la era de Pogacar, sino disfrutarla.
“Quizá sea algo predecible”, reflexionó Thomas, “pero lo que está haciendo es una locura. Hay que respetarlo”.
Rowe asintió: “Cuando lo estés viendo, asimílalo. Es nuestro momento Messi, Tiger, Jordan”.