La temporada 2025 de
Mathieu van der Poel fue, en todos los sentidos, una muestra de perfección. Con victorias en la Milán-San Remo y la París-Roubaix, además de dos triunfos de etapa y el maillot amarillo en el Tour de Francia, el neerlandés firmó un año donde la agresividad, la técnica y la elegancia se mezclaron para definir su estilo inconfundible.
Para Moreno Moser, exprofesional italiano y actual comentarista de Eurosport, el 2025 de Van der Poel no solo fue brillante, sino también maduro: el año de un corredor que ha aprendido a maximizar sus virtudes y, sobre todo, a aceptar sus límites. En una entrevista con
Bici.Pro, Moser ofreció una radiografía minuciosa del fenómeno neerlandés.
“No creo que Van der Poel cometa errores”, aseguró. “Al contrario, es uno de los ciclistas que mejor optimiza sus propias características y su motor”.
Donde muchos solo ven potencia bruta, Moser ve un equilibrio frágil que exige precisión. “Su motor es más delicado que el de Pogacar”, explicó. “Tadej puede ir fuerte todos los días y recuperarse siempre. Van der Poel da la impresión de tener un sistema más frágil: si se excede, explota. En las carreras por etapas puede tener un gran día, pero no dos seguidos. Y las subidas largas le cuestan: esos vatios de más le pasan factura”.
Según Moser, esa diferencia fisiológica define su perfil como corredor. “Es un corredor glucolítico clásico”, detalla, es decir, hecho para esfuerzos explosivos y de alta intensidad más que para la potencia aeróbica sostenida. “No tiene la misma capacidad aeróbica que Pogacar o los escaladores puros, pero es increíblemente potente y está lleno de fibras de contracción rápida. Cuando su suministro de azúcares se agota, su eficiencia cae en picado”.
Esa particularidad explica por qué Van der Poel brilla en los adoquines pero sufre en la montaña. “En las carreras por etapas nunca se recupera del todo”, continúa Moser. “Esos días más tranquilos al fondo del pelotón son vitales para él”.
La diferencia, dice, es deliberada: “En una carrera de un día, cuando está en forma, puede hacer lo que quiera. Aprovecha perfectamente los hidratos de carbono con los que empieza. En las pruebas por etapas, el déficit de recuperación acaba alcanzándolo”.
Por eso, añade Moser, la nutrición es clave en su rendimiento. “Poder ingerir 120 o 130 gramos de carbohidratos por hora es enorme para él”, explicó. “Se beneficia mucho más que un escalador ligero como Pogacar. Sus músculos pueden rendir a un nivel altísimo porque el combustible también es de altísima calidad. Son pequeños márgenes, pero esos detalles son los que distinguen a un tipo de corredor de otro”.
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La agresividad como sello
Aunque ha aprendido a dosificar, Van der Poel sigue siendo uno de los ciclistas más ofensivos del pelotón. Moser recordó su Giro de Italia 2022, una campaña marcada por la agresividad constante que solo le dio una victoria de etapa:
“A veces podría racionar mejor sus esfuerzos”, reconoce. “Pero es su forma de correr. Gastar energía cada día significa que lo pagará en los finales, especialmente cuando hay una pequeña subida. Aun así, cuando ataca, es un asesino, incluso en las cuestas cortas”.
La comparación con su eterno rival, Wout van Aert, es inevitable. “Wout es más pesado, pero también un mejor escalador”, admite Moser. “Sin embargo, Van der Poel tiene algo más. Van Aert es más híbrido, más completo, pero cuando se trata de ganar, Mathieu siempre tiene esa chispa decisiva”.
Moser no encuentra fisuras en su 2025: “No puso un pie en falso. Ganó Milán-San Remo y Roubaix, se llevó etapas y vistió de amarillo en el Tour. Eso es una temporada perfecta”.
Incluso tras perderse el tramo final del calendario, su impacto fue incuestionable. Para Moser, gran parte de su fuerza está en la mentalidad, en su capacidad de desafiar sin complejos a los más grandes.
“Cuando está en buena forma, no tiene miedo y no muestra reverencia hacia Pogacar”, afirma. “Se enfrenta a él cara a cara. Piénsalo: el único corredor que ha vencido a Pogacar en ruta este año ha sido Van der Poel. Me encanta que sea tan incisivo y decisivo”.
Esa intrepidez, combinada con un manejo de la bicicleta casi inigualable, es lo que lo convierte en uno de los corredores más fascinantes de ver. “Lo que más me impresiona es su facilidad sobre la bici”, destaca Moser. “Cualquiera que haya corrido lo nota enseguida. Ni siquiera Pogacar tiene esa fluidez. Sabe moverse en el pelotón, posicionarse, atacar las subidas desde delante. En ese sentido, Van der Poel es realmente único”.
El 2025 será recordado como el año en que Van der Poel convirtió la selectividad en dominio total. Con solo 41 días de competición, se llevó dos Monumentos, etapas del Tour, el maillot amarillo y el Tour Renewi, demostrando que cuando su motor está afinado, nadie puede igualar su combinación de potencia, precisión y aplomo.
Como resume Moser:
“Ha aprendido a optimizar sus características mejor que nadie. Cuando es bueno, no solo gana: domina”.