El Tour de Francia está a punto de romper con la tradición de su habitual y sereno desfile final en París. Según informa Le Parisien, la edición de 2025 presentará un recorrido final completamente innovador en el corazón de la capital francesa, que incluirá nada menos que tres ascensos a la emblemática colina de Montmartre.
Este nuevo y audaz desenlace se inspira en la carrera olímpica en ruta del pasado año, que utilizó el mismo espectacular trazado. En aquella ocasión, los ataques explosivos de corredores como Mathieu van der Poel y Wout van Aert animaron la prueba antes de que Remco Evenepoel se coronara con el oro. Ahora, el Tour parece dispuesto a adoptar ese mismo escenario, esta vez como una etapa final cargada de dramatismo.
Aunque en un principio se consideraba improbable debido a las complicaciones logísticas que implicaba, la posibilidad de terminar en Montmartre se ha convertido en realidad, en parte gracias al respaldo político de alto nivel. Se dice que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha apoyado discretamente la propuesta de los organizadores, ayudando a allanar el camino con los responsables municipales y las fuerzas del orden.
Al parecer, ASO —la empresa organizadora del Tour— no quería imponer su idea con excesiva firmeza, pero las negociaciones en la sombra han dado sus frutos. Ahora, el final previsto para el 27 de julio promete ofrecer una tensión muy superior a la del tradicional paseo ceremonial hacia un sprint en los Campos Elíseos.
A diferencia de las ediciones anteriores, en las que la última jornada era más una celebración que una competición real, este nuevo desenlace podría tener un impacto auténtico en la clasificación general. Con tres subidas a Montmartre, se anticipa una etapa exigente e intensa, muy alejada del tradicional final favorable a los sprinters.
Si el pelotón solo tuviera que subir Montmartre una vez, sería un simple guiño simbólico a la tradición. Pero hacerlo tres veces, y sobre adoquines, asegura una auténtica batalla en lugar de un desfile. Para los velocistas, las noticias no son buenas: se esfuma la certeza de un sprint en los Campos. Y para los aspirantes al maillot amarillo, significa mantenerse en máxima alerta hasta el último metro.
Este cambio forma parte de una estrategia más amplia por parte de los organizadores del Tour para innovar y reinventar los momentos más icónicos de la carrera. En 2024, con París fuera de juego por la organización de los Juegos Olímpicos, el Tour concluyó en Niza con una emocionante contrarreloj individual. Aunque se echó de menos el tradicional sprint masivo, el desenlace fue ampliamente elogiado por su imprevisibilidad.