Tiesj Benoot ha levantado la voz contra lo que considera una deriva peligrosa en el ciclismo masculino de carretera: una cultura de desarrollo cada vez más extrema que empuja a los jóvenes talentos a profesionalizarse demasiado rápido y, con ello, a quemarse antes de alcanzar su techo real.
En una conversación profunda en el
podcast de Thomas Guenter, el belga de 31 años repasó cómo ha cambiado el camino hacia la élite desde que él mismo dio el salto profesional en 2015. Su diagnóstico no deja lugar a dudas: lo que antes permitía un desarrollo equilibrado ahora se ha convertido en un itinerario implacable.
Benoot recordó que su llegada al WorldTour estuvo acompañada por una adolescencia en la que pudo disfrutar de la vida más allá del ciclismo. Hoy, afirma, ese espacio casi ha desaparecido:
"Es una tendencia en el ciclismo que todo se vuelva muy serio a una edad muy temprana", explicó Benoot, señalando cómo la estructura y las expectativas tempranas se han convertido en la norma. Señaló el auge tecnológico del deporte como un factor clave, añadiendo que con los datos de rendimiento "todo se puede medir y conocer".
Redes sociales, disciplina… y riesgo
Para Benoot, el problema no solo está en los números y en el control científico, sino también en la presión social que moldea comportamientos y mentalidades: "Los jóvenes ciclistas pueden ver todo lo que hace un profesional; por ejemplo, fotos de gente pesando su comida. Y no creo que sea una buena tendencia".
El resultado, advierte, es un entorno en el que el perfeccionismo extremo se presenta como la única vía válida, y donde no hay espacio para la espontaneidad ni para el error.
Su preocupación parte de casos reales que él mismo observa en el pelotón y en las categorías formativas: "Se ven talentos que abandonan a los 21 o 22 años. Empezaron a montar en bicicleta como un hobby, pero por todos esos pequeños detalles pierden la alegría por completo y tienen problemas mentales".
Benoot contrapone esa realidad con su propia juventud, donde aún había margen para ser ciclista… y adolescente: "Da un poco de miedo ver lo reducido que es el círculo social de los jóvenes ciclistas", admitió, añadiendo que en muchos casos "los padres intentan realizar sus propios sueños a través de sus hijos".
Tiesj Benoot es una de las piezas más importantes de Visma
Talento precoz sí, pero no a cualquier precio
El ciclismo vive una era en la que prodigios adolescentes brillan en grandes vueltas y carreras clásicas, y los equipos WorldTour invierten cada vez más en estructuras juveniles. Benoot no niega la importancia de la profesionalización, pero añade una advertencia imprescindible:
Los hábitos de alto rendimiento son esenciales, pero solo si se acompañan de salud mental, disfrute y equilibrio personal. De lo contrario, la cantera que hoy deslumbra podría convertirse en una fuente creciente de frustración y carreras rotas antes de tiempo.
A medida que el ciclismo acelera la búsqueda del talento perfecto, el mensaje de Benoot actúa como freno y como brújula: incluso en una era gobernada por datos, control y exigencia, la humanidad y la longevidad deben seguir siendo parte de la ecuación. Porque sin ellas, ningún rendimiento —por brillante que sea— podrá sostenerse en el tiempo.