"Mientras la sangre valga dinero, el ciclismo seguirá luchando contra sí mismo": Siguen los comentarios contra Oier Lazkano

El dopaje es un tema que ha acompañado al ciclismo durante muchos años y que, probablemente, no desaparecerá en un futuro cercano. Si en el pasado muchos corredores eran descubiertos tras sus fechorías gracias a la evolución de los controles, el caso de Oier Lazkano despierta el temor de que algunos ciclistas o médicos puedan adelantarse al sistema y eludirlo con éxito.

Ahora bien, conviene aclarar que no se trata exactamente del caso de Lazkano. El corredor español ha sido suspendido provisionalmente por la UCI y despedido de Red Bull - BORA - hansgrohe tras una declaración del organismo, después de que en abril se realizara una redada en su domicilio, donde entregó algunos objetos personales y datos.

El caso de Lazkano resulta relevante por su singularidad. El español no ha dado positivo por ninguna sustancia, y probablemente por eso no fue suspendido antes. Las autoridades antidopaje detectaron en cuatro ocasiones —entre 2022 y 2024— valores anómalos en su pasaporte biológico, aunque no han podido demostrar con exactitud qué hizo el ciclista. Por ello, sólo se encuentra suspendido de manera provisional, con la posibilidad de ser absuelto en el futuro, aunque su reputación ha quedado irremediablemente dañada.

"Un corredor ganando un millón de dólares, corriendo para uno de los equipos más modernos del mundo... se siente como en 2006 con un nuevo aspecto", dijo el periodista británico Jack Davey. "Mientras la sangre valga dinero, el ciclismo seguirá luchando contra sí mismo".

Es difícil pensar que en un futuro próximo se gane totalmente la batalla contra el dopaje en este deporte, pero existe una preocupación válida por el hecho de que otros corredores puedan alterar sus capacidades fisiológicas a través de nuevos medios que no están siendo identificados o conocidos por las autoridades. Y Lazkano es un claro ejemplo de lo que es posible.