Tres años después de conquistar el
Giro de Italia,
Jai Hindley vuelve a la ronda italiana, esta vez en un papel distinto pero no menos relevante. A sus 28 años, el ciclista australiano asumirá funciones de gregario de lujo en el
Red Bull - BORA - hansgrohe, trabajando al servicio del líder designado del equipo,
Primoz Roglic, uno de los máximos favoritos al título.
Pese a no ser el centro de la estrategia individual, Hindley llega con un historial sólido y una condición física que recuerda a la temporada 2022, cuando alcanzó el punto álgido de su carrera. Su rendimiento reciente en el Tour de los Alpes, donde finalizó octavo tras un bloque de entrenamiento en altitud, sugiere que está en una línea de progresión positiva de cara a la exigente carrera italiana.
Hindley ha subrayado que necesita cierto tiempo para readaptarse tras las concentraciones en altura, pero se siente preparado:
“Después del Tour de los Alpes toca recuperar. Ha sido una carrera intensa, pero esos esfuerzos serán valiosos”, declaró en
In de Leiderstrui. También destacó su buen estado tras la Tirreno-Adriático, lo que indica que su preparación ha seguido una línea ascendente.
El director deportivo del equipo, Bernhard Eisel, expresó confianza en la evolución de Hindley:
“Jai ha progresado bien. No ha sufrido caídas ni enfermedades, y eso es crucial en la preparación moderna. Llega con una base sólida”.
La trayectoria de Hindley en esta temporada recuerda a la de su año triunfal: resultados discretos pero consistentes en las carreras previas y una acumulación planificada de forma. La estrategia apunta a que su pico de rendimiento llegue en la tercera semana del Giro, el tramo más decisivo de la carrera.
Aunque el foco del equipo está en Roglic, Hindley podría disponer de libertad táctica si las circunstancias lo permiten.
“Espero ser el mejor Hindley en el Giro, pero también de cara a lo que venga después. Creo que estoy cerca de mi nivel de 2023, pero el ciclismo ha subido de nivel. Hoy, cualquier carrera exige el máximo”, reconoció.
Frederik Wandahl, compañero de entrenamientos en altitud, corroboró la buena condición del australiano:
“Entrené dos semanas con él en el Teide. Está en un buen camino. Es probable que esté mejor que en 2023”.
Eisel también valoró la posibilidad de contar con varias opciones en la clasificación general como parte de una estrategia más flexible:
“En las Grandes Vueltas modernas necesitas planes A, B y C. Tener dos corredores fuertes permite adaptarse a los giros tácticos diarios, más aún con recorridos tan variados como los de este Giro: etapas con grava, cronos, rutas desconocidas...”.
Hindley, con experiencia ganadora en grandes vueltas, es consciente de los nuevos requisitos del ciclismo actual.
“Hoy se premia la explosividad, con bonificaciones en juego constantemente. Estoy trabajando en eso, pero mi enfoque sigue siendo las vueltas de tres semanas. Ahí es donde puedo aportar más al equipo”.