Llega una de las semanas más especiales de calendario ciclista con la disputa al unísono de la Tirreno Adriático y de la París-Niza. En la prueba italiana, que es la que hoy nos compete, vivieremos 7 etapas espectaculares entre el lunes 10 y el domingo 16 de marzo. A continuación os mostramos al detalle los perfiles.
Habrá una contrarreloj individual para empezar; dos etapas para los sprinters que no deberían ser demasiado duras; una etapa de montaña con final en alto y tres etapas de media montaña en lo que es una carrera que un año más se caracteriza por su variedad y no por ser demasiado dura. Ojo con lo que pueda hacer un Juan Ayuso que la usará como preparación del Giro 2025.
La carrera comienza con una contrarreloj de 11 kilómetros en Lido di Camaiore, como es tradición. Una jornada ideal para los especialistas, pero también el punto de partida de la batalla por la clasificación general, donde podrían marcarse pequeñas diferencias de cara a una semana en la que solo una etapa garantiza realmente la posibilidad de abrir brechas significativas.
El recorrido es sumamente sencillo: un trazado de ida y vuelta perfecto. Son 5,75 kilómetros en una dirección, una curva de 180 grados y luego el regreso por el mismo camino hasta la línea de meta. Todo dependerá de la potencia y la velocidad pura, con pocos otros factores en juego.
La segunda etapa, de Camaiore a Follonica, es la única jornada en la que los velocistas no deberían tener preocupaciones. Los 190 kilómetros de recorrido presentan solo dos pequeñas subidas, y con un perfil así, resulta difícil evitar un sprint masivo.
Hay una ascensión de dos kilómetros al inicio del día, pero en este punto de la carrera, es poco probable que alguien la aproveche para formar una fuga peligrosa. Más adelante, una pequeña subida a 63 kilómetros de la meta y un sprint intermedio a 19 kilómetros serán los puntos clave del recorrido. Sin embargo, esta jornada está diseñada para una llegada en pelotón.
En Follonica, se espera un final vibrante, aunque también con cierto riesgo. El trazado completamente llano permitirá una alta velocidad en lo que debería ser un día tranquilo, hasta que a 250 metros de la meta aparezca una curva de 90 grados. La salida de esta curva será decisiva, y desde allí, será prácticamente un sprint hasta la línea de meta. Un día en el que los equipos con la mejor preparación para el lanzamiento tendrán la oportunidad de brillar.
El tercer día de carrera presenta un recorrido mixto, con múltiples escenarios posibles para definir la etapa. Los 240 kilómetros harán de esta una jornada larga y exigente, con varias subidas en el menú. Un sprint reducido o un ataque tardío podrían ser estrategias exitosas.
A lo largo del día, los ciclistas acumularán 3.200 metros de desnivel, lo que podría pasar factura. Sin embargo, la mayoría de estas subidas solo influirán en la escapada, mientras que en el pelotón la carrera debería mantenerse relativamente estable hasta los kilómetros previos a la ascensión final. Se espera una salida rápida, ya que la parte más exigente se encuentra en la base de la subida clave.
El ascenso comienza con 1,6 kilómetros al 9%, finalizando a 20,8 kilómetros de meta. Es un punto tentador para los ataques, aunque después el recorrido se aplana casi por completo durante unos 9 kilómetros. Los últimos 7 kilómetros de la subida tienen una pendiente media de aproximadamente el 5%. No es un ascenso que permita abrir grandes diferencias ni en el que los favoritos de la general puedan distanciarse fácilmente. Más bien, será una batalla táctica.
Las pendientes no son lo suficientemente duras como para evitar el rebufo, por lo que los principales contendientes deberían mantenerse bien resguardados. Es una oportunidad para que algunos ciclistas de la general intenten ganar la etapa, pero lograr una escapada dependerá del momento preciso y de cierta dosis de suerte. Además, la pendiente moderada permitirá que los especialistas en clásicas y los puncheurs se mantengan en la pelea y encuentren terreno propicio para intentarlo.
La subida finaliza a solo 4 kilómetros de meta, y la mitad del trayecto restante es en descenso. Organizar una persecución en este tramo será complicado, por lo que cualquier ciclista que logre abrir un hueco podría hacerse con la victoria. El final en Colforito no es técnico y los kilómetros finales son prácticamente rectos, lo que aumenta la probabilidad de que un pequeño grupo dispute la llegada al sprint.
La cuarta etapa en Trasacco podría resolverse en un sprint, pero está diseñada para favorecer a una escapada, lo que llevará a muchos ciclistas a poner a prueba su estado de forma. Los dos primeros tercios del recorrido presentan un constante sube y baja, con ascensiones nada sencillas. Mantener una persecución organizada será un desafío, pero habrá muchos corredores dispuestos a aprovechar la oportunidad.
Desde el inicio, los ciclistas enfrentarán una subida de 14,3 kilómetros al 4,7%, un punto clave para que los más ambiciosos intenten lanzar un ataque y formar una fuga. Dado que esta carrera solo cuenta con una etapa de alta montaña, en la que no se esperan grandes diferencias, algunos corredores podrían incluso buscar aquí una ventaja para luego aspirar a la general. Es un día impredecible, con múltiples escenarios posibles, y la salida promete ser explosiva.
Tras un tramo de descenso, llegarán dos ascensiones adicionales: una de 7,5 kilómetros al 5% y otra de 12,4 kilómetros al 5,7%. La última culmina a 85 kilómetros de la meta. No se esperan ataques decisivos por la general en esta parte, pero una escapada podría abrir una brecha importante, especialmente porque la mayoría de los velocistas necesitarán regular su esfuerzo, lo que ralentizará al pelotón o lo dejará sin efectivos clave para luchar por la victoria final. La etapa podría tomar un rumbo muy interesante en este punto.
Aún quedará mucho terreno en descenso antes de que los últimos 50 kilómetros sean completamente llanos. Aunque este tramo ofrece margen para cerrar diferencias, todo dependerá de lo que haya ocurrido antes en la jornada. Además, el final no es completamente llano, ya que a 5 kilómetros de la meta hay una pequeña rampa con un 9% de pendiente, donde podrían producirse movimientos clave. Si la etapa se resuelve en un sprint, la llegada en Trasacco será plana y poco técnica.
El quinto día de carrera no difiere mucho del anterior, con múltiples subidas distribuidas a lo largo de los 205 kilómetros hasta Pergola. Aunque ninguna es excesivamente exigente, la clave de esta etapa radica en que las más duras están al final, lo que podría provocar movimientos entre los aspirantes a la general antes de la meta.
Puede que no lo parezca a simple vista, pero el recorrido acumula 3.500 metros de desnivel. Incluso en una jornada de ritmo conservador, es difícil imaginar que la etapa se decida en un sprint, salvo que sea entre un grupo muy reducido de escaladores. También hay una buena oportunidad para que la escapada llegue a meta, ya que no es una etapa claramente destinada a los velocistas ni un día clave para la clasificación general, por lo que pocos equipos querrán asumir la responsabilidad de controlar la carrera. Con varios tramos exigentes al inicio, hay terreno suficiente para que los ciclistas más fuertes intenten atacar.
Las dos últimas subidas serán los puntos decisivos del día. La primera, de 6,3 kilómetros al 4,7%, finaliza a 26,5 kilómetros de meta y está seguida de un descenso técnico, lo que garantizará un ascenso rápido y una lucha por la mejor posición en la cima. Desde allí, los corredores no tardarán en alcanzar la base de la subida final.
El pelotón se enfrentará entonces a la ascensión a Monterolo (3,9 km al 6,6%), un puerto irregular con rampas exigentes desde el inicio hasta el final, aunque también con algunos tramos más suaves. Se encontrarán pendientes de dos dígitos, lo que brindará oportunidades para que los favoritos de la general intenten marcar diferencias. El final será completamente abierto, con un perfil ideal para los puncheurs, ya que las subidas del día no son largas y requieren explosividad.
La cima se corona a 7,5 kilómetros de la meta, seguida de un descenso rápido y poco técnico, lo que facilitará la apertura de huecos. Los últimos 4 kilómetros serán llanos, con una ligera rampa en el último kilómetro, pero sin dificultades técnicas, lo que aún deja margen para una persecución. En definitiva, una etapa diseñada para el caos.
La etapa reina. Un recorrido corto, con una única gran ascensión, pero en el que los aspirantes a la general buscarán estar en su mejor forma. Tras una serie de pequeñas subidas, el pelotón llegará a la base del ascenso final a Fortignano, donde los escaladores tendrán su gran oportunidad.
No hay mucho que desglosar en el recorrido, ya que, aunque se acumulan una docena de subidas a lo largo del día, ninguna tendrá un impacto comparable al ascenso decisivo. Es una clásica etapa de la Tirreno-Adriático, no un simple recorrido con un solo puerto; aquí, gestionar bien las fuerzas hasta el final será clave. A pesar de ello, el trazado cuenta con una pequeña subida inicial y un desnivel total de 3.400 metros.
La subida a la estación de esquí de Fortignano será el punto clave de la jornada: 7,6 kilómetros al 7,9%. Un puerto exigente, aunque no extremo. Se podrán abrir diferencias, pero si un corredor llega descolgado a su inicio, recuperar tiempo frente a los rivales más fuertes será complicado.
El ascenso presenta numerosas curvas y una primera mitad especialmente dura, con un tramo de 2,5 kilómetros a casi el 10% de pendiente media, ideal para que los ataques marquen diferencias. Aunque los últimos kilómetros son algo más suaves, aún se pueden esperar movimientos decisivos de los mejores escaladores del pelotón.
La carrera concluye, como es tradición, en San Benedetto del Tronto con una etapa diseñada para los velocistas. Sin embargo, la corta distancia y dos subidas exigentes a mitad del recorrido añaden incertidumbre, ya que una escapada fuerte podría amenazar con llevarse la victoria, siempre que logre consolidarse en el tramo llano inicial.
Históricamente, este ha sido un día en el que las fugas han tenido opciones reales de éxito. Entre los kilómetros 42 y 57, el pelotón afrontará dos ascensiones en las que, si algún equipo decide imponer un ritmo alto o lanzar ataques, la carrera podría volverse difícil de controlar. Se trata de un terreno explosivo que puede generar movimientos interesantes.
Tras estas subidas, los corredores descenderán nuevamente hacia la ciudad, donde encontrarán carreteras urbanas rápidas y completamente llanas, un tramo en el que no será sencillo reducir diferencias. Mantener una velocidad alta de manera constante será crucial.
A pesar de las posibles sorpresas, el desenlace más probable sigue siendo un sprint masivo. La lucha por la posición será clave antes de una pequeña chicane a 750 metros de la meta, seguida de un sprint completamente llano, ideal para los velocistas más puros.
7 stages, 1,130.9 km of pure passion.
— Tirreno Adriatico (@TirrenAdriatico) December 12, 2024
From Lido di Camaiore to San Benedetto del Tronto 🚴♂️
Don't miss the #TirrenoAdriatico @CA_Ita 2025!🗺
7 tappe, 1.130,9 km di pura passione.
Dal Lido di Camaiore a San Benedetto del Tronto 🚴♂️
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