Cuenta atrás para el Tour de Francia: 10 días | El legendario camino de Marco Pantani por el Alpe d'Huez

Ciclismo
miércoles, 25 junio 2025 en 10:45
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El 2025 está a la vuelta de la esquina, a 10 días para ser precisos. Y ahora no podemos evitar dejarnos llevar por la euforia, ya que podríamos tener por delante un Tour de Francia grandioso. ¿Podrán Jonas Vingegaard o Remco Evenepoel hacer algo contra Tadej Pogacar? ¿Quién será el rey de los corredores? ¿Será éste el año en que Mathieu van der Poel alcance su mejor nivel en julio?
Hay tanto de lo que hablar y tan poco tiempo para esperar. Durante los próximos 10 días, vamos a hablar de 10 de los mejores momentos, rivalidades e historias de la historia del Tour de Francia. Desde Chris Froome en el Mont Ventoux hasta la dramática victoria de GregLeMond, pasando por el desgarro de Primoz Roglic en 2020, hay tantos momentos que recordar que desafían las meras historias deportivas.
El Tour de Francia va más allá del deporte, es uno de los mayores acontecimientos mundiales que se celebran anualmente. No podremos cubrir todos los momentos, pero puede hacernos saber en los comentarios cuáles son sus favoritos.
Hoy vamos a analizar la escalada récord de Marco Pantani al Alpe d'Huez en 1997, que sigue siendo posiblemente la mejor escalada de la historia del ciclismo. El diminuto escalador italiano, conocido como "Il Pirata", batió aquel día un récord de ascenso que cimentaría su leyenda hasta nuestros días. Aquel ascenso se recuerda con admiración y ambivalencia a partes iguales, y simboliza tanto el genio de Pantani como los turbulentos años 90 del deporte.

1997 Tour de Francia Etapa 13

Fue en la 13ª etapa del Tour de 1997, en los Alpes y en plena carrera, cuando Pantani decidió hacer su jugada. Desde la base de Alped'Huez, se descolgó del pelotón con una aceleración explosiva, distanciando al instante a la élite. Los aficionados que se alineaban en las 21 curvas cerradas fueron testigos de una clase magistral de escalada mientras Pantani bailaba sobre los pedales, fuera del sillín, aumentando constantemente su ventaja con cada revuelta.
Jan Ullrich, el joven líder del Tour con el maillot amarillo, intentó responder, pero pronto se vio al límite, incapaz de hacer retroceder a Pantaniback. El francés Richard Virenque, otro escalador de renombre, también se resquebrajó tras la estela de Pantani, al igual que todos los demás contendientes en esa ascensión. A mitad de la ascensión, estaba claro que Pantani estaba en una carrera especial, persiguiendo no sólo la victoria, sino la historia del ciclismo.
Pantani llegó a la cima en solitario, asegurándose una victoria dominante y parando el cronómetro en 37 minutos y 35 segundos. Ese tiempo asombroso estableció un nuevo récord para la ascensión al Alpe d'Huez, que aún se mantiene décadas después. En términos de velocidad, subió los 13,8 km de la montaña a una media de poco más de 23 km/h en pendientes del 8%, una hazaña que desafiaba lo que muchos creían humanamente posible en una subida tan abrutal.
Ni siquiera Lance Armstrong, en la cima de su (a la postre manchado) Tour de Francia, superó jamás la marca de Pantani en el Alpe d'Huez. Aquel día, Pantani se hizo con el título de mejor escalador del ciclismo, combinando la audacia táctica con una capacidad casi inhumana para mantener la velocidad en pendientes pronunciadas.
El ascenso de Pantani al Alpe d'Huez sigue siendo el récord
El ascenso de Pantani al Alpe d'Huez sigue siendo el récord
Lo que hace aún más impresionante la victoria de Pantani en la 13ª etapa es lo bueno que era Jan Ullrich aquel año. El joven alemán ganó el Tour con 9 minutos de ventaja sobre Virenque, uno de los mayores márgenes de la historia, y Pantani quedó tercero a más de 14 minutos. Está claro que Ullrich estaba en su propia liga, pero en elAlpe d'Huez no tenía absolutamente ninguna respuesta para Pantani.

Triunfo y tragedia

La actuación de Pantani en 1997 no sólo le valió una prestigiosa victoria de etapa, sino que demostró que tenía madera de campeón. Tras terminar tercero en la general del Tour, por detrás de Ullrich y Virenque, Pantani regresó aún más fuerte en 1998. En 1998 logró un histórico doblete en el Giro de Italia y el Tour de Francia, convirtiéndose en el primer italiano que ganaba el Tour en décadas y consolidando su estatus de escalador dominante de la época.
No fue hasta el año pasado, y un tal Tadej Pogacar, cuando otro hombre completó el doblete Giro-Tour. Así, durante más de 25 años, Pantanihad logró una hazaña con la que el resto del pelotón sólo podía soñar.
La victoria de Pantani en el Tour de 1998, lograda en una carrera empañada por el infame escándalo de dopaje de Festina, elevó aún más su mística. Ese año conquistó las etapas de montaña de forma espectacular, incluido un memorable ataque en solitario bajo una lluvia helada en varios puertos alpinos para hacerse con el maillot amarillo. En esos triunfos, Pantani pareció confirmar lo que su récord de Alped'Huez había sugerido: cuando la carretera se ponía cuesta arriba, él estaba en su propia liga.
El hecho de que en el prólogo del Tour de 1998, Pantani perdiera más de 4 minutos frente a Ullrich en una contrarreloj individual subraya aún más este hecho. Acabó en el puesto 181 de 189 corredores, pero aun así se hizo con el maillot amarillo, simplemente por su increíble escalada, y de hecho ganó el Tour por seis minutos.
Sin embargo, la grandeza de Pantani estuvo trágicamente entrelazada con los capítulos más oscuros del ciclismo. En 1999, mientras lideraba el Giro de Italia, Pantani fue expulsado de la carrera después de que un análisis revelara un nivel de hematocrito anormalmente alto, un resultado ampliamente considerado como prueba del uso de EPO. De la noche a la mañana, el héroe de la montaña se vio implicado en un escándalo y la fulgurante carrera de Pantani cayó en picado.
En los años siguientes, Pantani tuvo que luchar contra lesiones, suspensiones y una profunda depresión, y nunca volvió a la senda de la victoria. A finales de los 90 y principios de los 2000, las revelaciones sobre dopaje trajeron consigo un ajuste de cuentas para todo el deporte, y Pantani se convirtió en una de las figuras más trágicas de la época. Murió el 14 de febrero de 2004, con sólo 34 años, solo en una habitación de hotel. Su vida se truncó por una sobredosis de cocaína, un final desgarrador que puso de manifiesto el precio de la fama, la presión y el escándalo para el campeón caído.

Un legado complejo

El legado del Alpe d'Huez de Pantani en 1997 tiene un doble filo, como gran parte de los mejores momentos del ciclismo de los años 90 y principios de los 2000. Por un lado, existe un asombro perdurable ante un logro atlético que roza lo increíble, una subida de montaña tan rápida y furiosa que sigue sin tener parangón en la larga historia del Tour. Por otro lado, está el conocimiento de que muchas de las extraordinarias actuaciones de aquella época fueron alimentadas por el dopaje rampante, lo que obliga a los aficionados y a los historiadores a contemplar los récords de Pantani, y de hecho cualquier nuevo récord, con cierto escepticismo y tristeza.
Desde la década de 1990, el ciclismo ha cambiado significativamente, las medidas antidopaje más estrictas han dado lugar a tiempos más lentos y a escala humana en las grandes ascensiones, e incluso los corredores modernos más fuertes no pueden acercarse a la marca de Pantani en Alped'Huez. La valiente victoria de etapa de Thibaut Pinot en la subida de 2015, por ejemplo, requirió más de 41 minutos, y el duelo entre Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard en 2022 tampoco alcanzó el ritmo de Pantani. En cierto sentido, el hecho de que su récord siga en pie es un recordatorio de lo extraordinaria (y contaminada) que fue la era de la EPO, al tiempo que inmortaliza a Patani como uno de los escaladores más talentosos que ha dado el Tour.
Para los entusiastas del Tour, el día de supremacía de Marco Pantani en Alpe d'Huez sigue siendo inolvidable. Encierra todo lo que hizo que los aficionados veneraran a Pantani: su intrépido espíritu de ataque, el dramatismo de las montañas y la forma casi poética en que podía destruir a los mejores corredores del mundo cuando la carretera se inclinaba hacia arriba. Al mismo tiempo, se erige como un cuento con moraleja de una época complicada del ciclismo, asegurando que la historia de Pantani, y ese ascenso de 37 minutos a las nubes, siempre se recordarán con reverencia y pesar.
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