El 12 de octubre de 2024, bajo los colores dorados del otoño lombardo,
Remco Evenepoel subía al podio de Il Lombardia tras una imponente actuación que lo dejó segundo en el último Monumento del calendario. Aquel día marcaba el cierre de una temporada gloriosa, posiblemente la más brillante de su joven pero ya legendaria carrera. Todo apuntaba a un 2025 aún más deslumbrante.
Pero el destino, como suele hacer con los más grandes, tenía otros planes.
Una espera eterna para un regreso necesario
Han pasado 188 días desde la última vez que el mundo del ciclismo vio a Evenepoel en acción. Una ausencia larga, cargada de silencio y expectativa. Pero ese paréntesis llega a su fin: este 18 de abril, Remco se alinea en la salida de la
Brabantse Pijl, marcando su tan esperado regreso al pelotón.
No es una gran vuelta. No es un Monumento. Pero sí es un reencuentro con la carretera, con los fans, y con su propio destino.
2024: El año que lo cambió todo
Para comprender lo que significa su regreso, primero hay que recordar lo que dejó atrás. 2024 fue el año de Remco.
Silenció críticas en su debut en el Tour de Francia, terminando tercero en la general, ganando una etapa y llevándose el maillot blanco al mejor joven. Más tarde, en los Juegos Olímpicos de París, escribió historia: oro en la contrarreloj y oro en la ruta. Un doblete inédito. Un momento de oro para el ciclismo belga.
En septiembre, volvió a vestirse de arcoíris, revalidando su título como campeón del mundo de contrarreloj. Cerró el año con un podio en Il Lombardia. Una campaña que parecía destinada a impulsarlo hacia un 2025 aún más heroico.
2024 fue un año para los libros de historia para Remco Evenepoel
Una Navidad rota
Pero entonces, la caída. No en carrera, sino en entrenamiento. Una furgoneta, un accidente absurdo. Costillas rotas, omóplato, mano, pulmones magullados. Un cuerpo hecho trizas. Un campeón fuera de combate.
Se esfumó el doblete Giro-Tour que tanto se murmuraba. Se postergaron los sueños. Y el ciclismo perdió a uno de sus protagonistas justo cuando el telón de la temporada 2025 se levantaba.
Mientras tanto, el mundo giraba
En su ausencia, el ciclismo no se detuvo. Mark Cavendish dijo adiós, cerrando una era con lágrimas y gloria. Van der Poel y Pogacar libraron un duelo titánico en los adoquines: San Remo, Flandes, Roubaix... 2-1 para el neerlandés. Y Tom Pidcock sacudió el tablero con su sorprendente salida de INEOS hacia Q36.5, reinventándose lejos de los focos habituales.
El espectáculo continuaba. Pero faltaba algo. Faltaba Remco.
El renacer comienza en la Flecha Brabanzona
Ahora, su vuelta no se produce en el Tour ni en Lieja. Se produce aquí, en la Flecha Brabanzona, una semi-clásica con colmillo, perfecta para recuperar sensaciones. Menos presión, pero no menos mirada. Porque cada pedalada de Evenepoel será escaneada, medida, interpretada.
Este terreno nervioso, con subidas cortas y ataques continuos, es su laboratorio natural. Si responde bien, la carretera volverá a temerle. Si sufre, será solo una etapa más en su viaje hacia el esplendor.
El Tour de Francia es el principal objetivo de Evenepoel en 2025
El arte de volver
Remco sabe de regresos. En 2020, voló por un puente en Il Lombardia. Fractura de pelvis. Meses fuera. En 2021 volvió. No triunfó, pero plantó la semilla de su futuro éxito en la Vuelta. En abril de 2024, otra caída en País Vasco. Regresó en junio al Dauphiné y ganó una etapa. En julio, tercero en el Tour.
Su carrera es una oda a la resiliencia. Sabe reconstruirse. Sabe esperar. Y sabe cuándo atacar.
Lieja, Romandía, Tour: lo que viene
Tras Brabantse Pijl, vendrá Lieja-Bastoña-Lieja, su jardín. Allí ya fue rey en 2022 y 2023. Puede que no llegue a su 100%, pero será un termómetro. Luego, el Tour de Romandía, donde se espera que reaparezca su mejor versión.
Pero el objetivo, el gran objetivo, es julio. Es el Tour de Francia. Y esta vez, el maillot amarillo ya no es una quimera. Es una meta real.
Con Pogacar y Vingegaard listos para otro duelo colosal, Remco quiere meterse de lleno en la pelea. Quiere más que el podio. Quiere el trono.