La lucha de
Eli Iserbyt contra los recurrentes problemas de la arteria ilíaca ha entrado en una fase crítica, y un ciclista que vivió el mismo infierno teme que la estrella belga esté llegando al punto más duro de su carrera deportiva.
Viktor Verschaeve, obligado a retirarse anticipadamente por la misma dolencia, asegura que la evolución del caso de Iserbyt le resulta inquietantemente familiar. En declaraciones recogidas por
Het Nieuwsblad, lanzó un mensaje crudo y directo: "Cuando leo los artículos sobre Eli, es casi exactamente la misma historia que la mía. Está pasando por las mismas etapas que yo pasé".
Tres operaciones… y señales de recaída
Iserbyt, corredor del Pauwels Sauzen - Altez Industriebouw Cycling Team, ya ha pasado por tres cirugías para intentar solucionar la restricción del flujo sanguíneo en la arteria ilíaca. Sin embargo, los últimos entrenamientos habrían revelado indicios preocupantes de que el problema está regresando. Verschaeve no se anduvo con rodeos: "Todo lo que leo se parece mucho a lo que yo he vivido. No creo que tenga solución a estas alturas".
Su advertencia resuena con la amargura de la experiencia: pese a todos los esfuerzos médicos, su carrera terminó antes de tiempo. Entre otra operación… o el final Para Verschaeve, el punto al que ha llegado Iserbyt exige una reflexión profunda sobre salud, expectativas y futuro profesional: "Eli tendrá que decidir hasta dónde quiere llegar con su cuerpo. ¿Otra operación o se acaba aquí?".
Y avisa del riesgo de tomar decisiones aceleradas, en un momento donde las emociones pueden pesar más que la lógica médica: "Yo diría: no te precipites. Sin el apoyo adecuado, puedes acabar accediendo a operarte demasiado rápido."
Incluso los equipos médicos, recuerda, saben que el margen es cada vez más estrecho y los riesgos mayores: "Cuando necesité una segunda operación, me advirtieron: 'Acabamos de operar por segunda vez a un chico joven que casi se desangra'".
La vida después del ciclismo… y la jaula dorada
Verschaeve confiesa que dar un paso atrás fue el camino que le devolvió la salud y el equilibrio, un recordatorio duro para quienes viven dentro del ciclismo de élite: "Eli es joven, tiene 28 años. Y si eres ciclista quieres seguir siéndolo. Pero el deporte también puede ser una jaula de oro", explica. "Ahora puedo vivir normalmente y puede que sea más feliz de lo que nunca fui como ciclista".
Iserbyt tiene previsto consultar a otro especialista esta semana, y el resultado podría ser determinante tanto para su salud como para su futuro deportivo. Para los aficionados belgas al ciclocross, y para el propio corredor, llega una etapa tan importante como cualquier carrera: aquella en la que el cuerpo exige respuestas que la voluntad ya no puede imponer. El próximo paso podría definir no solo el resto de su carrera, sino también el resto de su vida.
Eli Iserbyt es uno de los mejores corredores de ciclocross de su generación