En su primera incursión en la París-Roubaix, Tadej Pogacar no conquistó el velódromo, pero dejó una huella imborrable en los adoquines más temidos del ciclismo. Segundo tras Mathieu van der Poel, el campeón del mundo demostró que no hay terreno que se le resista, aunque esta vez, según el legendario Jens Voigt, una pieza clave del ajedrez le faltó: el equipo.
“¿Cuántos corredores pueden decir que terminaron segundos en su primer intento?”, se preguntó Voigt en Eurosport. “Muy pocos. Pogacar puede estar orgulloso. Causó una gran impresión”.
Para Voigt, no fue una caída ni el talento del rival lo que decidió la carrera. Fue el peso del equipo. Mientras Pogacar luchaba con coraje y clase, el Alpecin-Deceuninck de Van der Poel jugaba con una ventaja táctica construida sobre experiencia y cohesión. “No se gana Roubaix solo con fuerza bruta. Necesitas un equipo que haga el trabajo sucio, que te proteja, que te lleve hasta el momento clave”, explicó el alemán. “Eso le faltó un poco a UAE”.
Es una observación poderosa, viniendo de un hombre que ha visto —y sufrido— todas las versiones del ciclismo profesional. Para Voigt, el ciclismo de Monumentos es un terreno donde la estrategia colectiva pesa tanto como las piernas del líder. Y en ese escenario, el Alpecin-Deceuninck está intratable.
Con esta victoria, Van der Poel y su equipo encadenan tres victorias consecutivas en París-Roubaix y Milán-San Remo, consolidándose como la fuerza dominante en las clásicas. Y lo que es más impresionante: no hay signos de que este reinado vaya a terminar pronto. “Durante los próximos dos o tres años, estos dos van a dominar”, sentencia Voigt. “Puede que sea frustrante para los demás corredores, pero no hay manera de evitarlo. No puedes esquivar a Van der Poel ni a Pogacar”.
Mathieu van der Poel: Simply iconic 🤩 pic.twitter.com/AGmJR1fx7H
— Cycling on TNT Sports (@cyclingontnt) April 14, 2025