Mientras el ciclismo celebra hazañas sobre el pavé y duelos históricos en los Monumentos, una sombra crece al margen de las carreteras: la agresión desde el público. Lo vivió Mathieu van der Poel en Roubaix. Lo sufrió Eli Iserbyt hace seis meses en el Koppenbergcross. Y aún hoy, la herida sigue abierta.
Era el 1 de noviembre de 2024. Segunda vuelta del mítico Koppenbergcross. Iserbyt y su compañero Vanthourenhout estaban al frente de la carrera cuando un aficionado, fuera de control, arrojó una bebida directamente sobre el líder del Pauwels Sauzen - Cibel Clementines. La escena quedó registrada en televisión. El agresor fue escoltado fuera del circuito. Pero ahí terminó todo. “Los hechos estaban probados”, cuenta Iserbyt en Het Nieuwsblad. “Y aun así, seis meses después, lo único que recibió fue una advertencia. Una palmada simbólica. Es una broma de mal gusto”.
Más allá de la indignación, lo que domina en Iserbyt es una profunda decepción. No solo por la falta de castigo, sino por la forma en que todo se ha manejado: opacidad, indiferencia y silencio administrativo. “Nos enteramos por la puerta de atrás. Nadie nos lo comunicó oficialmente. Nuestro abogado tuvo que perseguir el caso. Eso ya es inaceptable”.
Para Iserbyt, lo verdaderamente grave no es la cerveza, ni siquiera la agresión puntual. Es el precedente que se sienta. La impunidad. La normalización de la violencia contra ciclistas vulnerables, expuestos, sin barreras entre ellos y un público cada vez más invasivo. “No quiero dinero del tipo que lo hizo”, admite. “Pero esperaba una multa. Un mensaje claro. ¿Quién se lo pensará dos veces después de una simple advertencia?”
Cada carrera desde entonces, cada paso por una zona de público, se convierte en una fuente de ansiedad. Iserbyt lo resume con crudeza: “No puedes defenderte. Estás en plena carrera. No puedes huir, ni responder. Estás completamente indefenso. Y eso es lo más terrible”.
Iserbyt enlaza su experiencia con la reciente agresión a Mathieu van der Poel, quien recibió una botella en la cara durante la París-Roubaix 2025. La imagen dio la vuelta al mundo. Pero el mensaje sigue sin calar en algunos sectores. “Lo que vivió el domingo no se olvida”, afirma Iserbyt. “Eso te marca. Como ciclista, estás increíblemente expuesto. No hay que subestimarlo”.
A fan was escorted out after he threw the contents of his cup over Eli Iserbyt during the Oudenaarde cyclo-cross ❌#cyclocross pic.twitter.com/eBHOsKmQyP
— Cycling on TNT Sports (@cyclingontnt) November 1, 2024