Por primera vez desde principios de la década de 1990, el vigente campeón del Tour de Francia participará en la París-Roubaix de 2025, mientras Tadej Pogacar continúa desafiando las normas establecidas del ciclismo. A pesar de los riesgos inherentes a los emblemáticos adoquines franceses, el esloveno se ha ganado, con creces, el derecho a seguir su propio camino, según el director deportivo Aart Vierhouten.
Vierhouten, quien trabajó anteriormente con el UAE Team Emirates - XRG y ocupa actualmente un cargo en el Bahrain - Victorious, afirma que el vínculo de Pogacar con la París-Roubaix viene de lejos. "Fue el primer año en que iba a correr el Tour de Flandes. Hicimos mucho reconocimiento y pruebas sobre adoquines aquella primavera. Y justo después de Flandes, fuimos directamente a explorar el recorrido del Tour de Francia, que ese año incluía tramos adoquinados en el norte de Francia", recuerda sobre 2022. "Y aún tengo presente a Tadej diciendo: ‘Algún día quiero pasar por la Trouée d’Arenberg’".
Pero eso fue hace tres años. ¿Por qué ha tardado tanto en debutar en Roubaix? La respuesta es simple: su ambición por volver a ganar el Tour de Francia. "Ese tipo de ideas le rondan la cabeza. Es demasiado purista, demasiado apasionado, como para no querer intentarlo algún día. Y cuando lo ves rodar sobre los adoquines, parece algo completamente natural", explica Vierhouten. "En aquel entonces, era un potencial ganador del Tour hablando de soñar con la París-Roubaix. Ahora ha ganado tres veces el Tour. La pregunta es: ¿sigue aplazando ese sueño o decide cumplirlo ya?".
"Creo que nunca se debe frenar la ambición de un ciclista por correr una determinada prueba", prosigue el técnico neerlandés, de 55 años. "Lo veo como una forma de compensación: cuando has ganado dos Grandes Vueltas y un Mundial, te has ganado el derecho a decir: ‘No quiero esperar cinco años más para correr Roubaix, quiero hacerlo ahora’".
En cuanto a la carrera en sí, Vierhouten es claro: Pogacar puede ganarla sin lugar a dudas. "No tiene el tipo de cuerpo que uno asociaría con Roubaix, pero este deporte ya nos ha sorprendido muchas veces", comenta con una sonrisa. "En el Tour afrontó 25 kilómetros de adoquines y los superó con brillantez. ¿Pero 55 kilómetros en una carrera de 260? Eso es otra historia. Tengo mucha curiosidad. Veremos cómo se desarrolla todo".