La etapa 13 se presenta como la primera gran prueba para los aspirantes a la general en la
Vuelta a España 2025. Hasta ahora siempre había habido margen para esconderse, pero la ascensión final al Alto de l’Angliru pondrá a cada corredor frente a una verdad ineludible: ya no habrá excusas ni refugios.
El gran favorito es el actual maillot rojo,
Jonas Vingegaard, que tiene una cuenta pendiente con la mítica subida asturiana.
Un vínculo especial con el Angliru
“Tengo una relación especial con esa subida”, afirmó Vingegaard en la entrevista flash tras la 12.ª etapa. “Es brutal, realmente dura. También fue donde pude mostrarme al mundo por primera vez. Mañana será la tercera vez que corra allí, y espero que mis piernas respondan bien”.
El danés rememora así la Vuelta a España 2020, su debut en una Gran Vuelta. Aquel día, en la 12.ª etapa con final en el Angliru, el Jumbo-Visma defendía el liderato de Primož Roglič, y un joven y casi desconocido Vingegaard marcó un ritmo demoledor en el selecto grupo de favoritos, dejando claro que estaba destinado a grandes gestas.
Tres años más tarde, en la Vuelta 2023, volvió a encontrarse con el coloso asturiano. En esa edición “extraña”, Roglič y Vingegaard respaldaron a su compañero Sepp Kuss en su sorprendente camino hacia la victoria final.
Sin embargo, no todo fue armonía: en el Angliru, Roglič se atrevió a atacar, pero Vingegaard fue a su rueda para frenarle, enviando un mensaje claro: “No, así no se hace”. Ambos cruzaron la meta 19 segundos por delante de Kuss. A pesar de las tensiones, el cuento de hadas se cumplió y el estadounidense conquistó la Vuelta, con Vingegaard y Roglič completando el podio.
Sepp Kuss y Jonas Vingegaard, fieles compañeros de equipo en el Visma - Lease a Bike
El reto de 2025
Ahora, en su tercera participación en la Vuelta, el danés vuelve a medirse al Angliru. El viernes se comprobará si aprovecha la ocasión para reafirmar su dominio en esta edición y poner los cimientos de una victoria final en Madrid.
No obstante, Vingegaard mantiene los pies en la tierra: “Siempre hay que esperar a ver cómo nos sentimos, pero sería un sueño ganar en una de las subidas más emblemáticas de la Vuelta”.
Es consciente de que cualquier cosa puede suceder en las temidas rampas que superan el 20%.
El número tres, su talismán
El danés recuperó el maillot rojo tras la 10.ª etapa del martes, por tercera vez en esta edición. Y como si el tres fuese su número mágico, tiene claro que esta vez no piensa volver a cederlo.
“Nos centramos en nosotros mismos. Tenemos el maillot rojo y dos victorias de etapa. Nuestro objetivo era superar la jornada sin perder tiempo. Solo podemos estar satisfechos con lo conseguido hasta ahora”.