Cuando
Primoz Roglic firmó por Red Bull – BORA – hansgrohe a comienzos de 2024, el movimiento ya tenía un aire revolucionario. Pero el ciclismo no espera, y el equipo alemán no tardó en acelerar aún más su apuesta por el liderazgo múltiple.
Florian Lipowitz emergió desde dentro como una fuerza inesperada y
Remco Evenepoel llegó como fichaje estelar desde Soudal – Quick-Step. En un escenario de talentos superpuestos, la pregunta es inevitable: ¿cómo convive una leyenda veterana con la irrupción de nuevas referencias?
Roglic, fiel a su estilo, esquiva dramatismos y mira al frente con la frialdad del ganador. “Va a ser muy fácil. Si soy sincero, hay muchas carreras; no siempre se trata de quién hará qué, sino que, desde mi punto de vista, se trata más bien de cómo ganar la carrera o de cómo ser el mejor”, declaró a
Marca, dejando claro que su brújula no apunta al ego sino al rendimiento colectivo.
El esloveno compite este fin de semana en el Critérium de Singapur, pero ya compartió entrenamiento con Evenepoel en la reciente concentración del equipo, aquella que dejó interrogantes abiertos tras la ausencia de Oier Lazkano, aún rodeada de cierto misterio en ese momento.
Sobre su nuevo compañero, Roglic evita construir un relato de rivalidad interna y opta por despersonalizar el objetivo: “Primero tenemos que estar preparados para ser los mejores, y luego no me importa quién gane. Él, él, él o cualquiera. Creo que es estupendo para el equipo contar con él. Ha demostrado que es especial, y ha ganado muchas carreras, así que espero que pueda hacer lo mismo para nuestro equipo el año que viene”.
Un rival común con nombre propio: UAE
El discurso también reconoce la realidad. El ciclismo actual tiene un polo dominante y Roglic no lo oculta. “Si somos honestos, ahora mismo UAE es un equipo muy fuerte; han ganado casi 100 carreras. Es increíble pensarlo, así que sí, son el equipo dominante”. Frente a ese titán, Red Bull – BORA y Visma emergen como los bloques que podrían forzar a UAE a correr a la defensiva en el Tour 2025. La batalla por el maillot amarillo no será una historia de uno contra uno, sino un tablero de alianzas y desgaste colectivo.
Aunque Roglic brilló esta temporada, fue Florian Lipowitz quien deslumbró en Francia, terminando tercero y enfundándose el maillot blanco. Roglic no escatima elogios para el joven que está empujando la puerta con fuerza. “Sin duda puede competir. Estuvo en el podio el año pasado, mostró unos progresos muy buenos y muy sólidos”. Palabras que suenan tanto a mentor como a compañero consciente de que el futuro ya está entre sus filas.
Ahí, el tono cambia. Roglic muestra respeto por la dimensión del desafío y el peso que tiene esa camiseta en París. “Creo que ha subido al podio en muchas carreras mundiales, así que desde esa perspectiva, sí, por supuesto. Pero para ganar, es un poco difícil decir si es suficiente o no. Es un poco irreal decirlo directamente, pero por supuesto, está ahí. Como he dicho, subió al podio, no veo por qué no puede volver a hacerlo. Esperamos que lo haga aún mejor”.
Roglic no firma batallas internas ni marca territorio; no es su estilo. Su mensaje es claro: primero, ser los mejores; después, ganar. El resto, nombres incluidos, es secundario. En un equipo que mezcla juventud, ambición y una estrella del calibre de Evenepoel, su madurez competitiva puede ser el cemento de una estructura liderada por tres hombres capaces de ganar una gran vuelta. Si el ciclismo moderno exige jefaturas rotatorias, Roglic parece preparado no sólo para entenderlo, sino para prosperar en él.
Remco Evenepoel es el fichaje estrella de Red Bull - BORA para 2026