"Probablemente me visteis la cara cuando crucé la línea": Rory Townsend no se cree haber ganado una carrera WorldTour

En un resultado inesperado, Rory Townsend firmó la actuación de su vida para conquistar la ADAC Cyclassics Hamburg 2025, resistiendo desde la escapada y manteniendo a raya a algunos de los velocistas más destacados del pelotón. El irlandés del Q36.5 Pro Cycling Team, campeón nacional de su país, desafió los pronósticos con una mezcla de resistencia, instinto y valentía.

El telón de fondo no podía ser más imponente: Jasper Philipsen, Wout van Aert, Arnaud De Lie, Biniam Girmay y Paul Magnier. Sin embargo, fue Townsend quien levantó los brazos en la Clásica de Hamburgo. "Probablemente me visteis la cara cuando crucé la línea: era pura incredulidad. Es una sensación increíble. Nunca pensé que pudiera ganar una carrera World Tour, ¿y hacerlo con el maillot nacional? Es increíblemente especial", confesó tras la llegada.

La jornada del irlandés arrancó sin grandes expectativas. Tanto él como su compañero Jannik Steimle estuvieron atentos a los primeros movimientos, en un recorrido que parecía destinado a un sprint masivo. La fuga que se consolidó fue reducida, con apenas cuatro corredores y sin favoritos a la victoria. "Había mucho interés en subir por la carretera, y pensé que si íbamos a estar allí, sería mejor hacerlo valer. Pero sinceramente, el objetivo era simplemente sobrevivir hasta la penúltima subida y ver qué era posible", relató Townsend.

El pelotón, indeciso sobre qué equipo debía controlar la carrera, permitió que la diferencia se mantuviera. El cuarteto delantero comenzó a creer en la sorpresa. A 10 km de meta, la persecución se intensificó y la captura parecía inminente. Townsend, sin embargo, mantuvo la calma. "No paraba de oír los parciales, sabía que el pelotón se acercaba rápido. Pero una vez que los vi, extrañamente empecé a creer de nuevo. Tengo un sprint decente, sobre todo después de un día largo y duro, así que pensé en apoyarme", explicó.

El golpe decisivo llegó a 400 metros de la meta. Townsend lanzó su sprint, permaneció de pie más de lo habitual y, ya en posición aerodinámica, se negó a ceder. De Lie y Magnier cargaban con fuerza desde atrás, pero el irlandés resistió con lo justo para cruzar la línea con apenas unos metros de margen y una mezcla de asombro y emoción en el rostro.

Lejos de ser un golpe de suerte, la victoria confirma el estilo combativo de Townsend, un corredor de 29 años que siempre ha buscado protagonismo en cabeza. "Este es el tipo de carreras que siempre me ha gustado ver. Cuando era más joven, veía a Steve Cummings conseguir esas victorias en solitario; él me hizo querer ser ciclista. Hacer algo así yo mismo, especialmente en esta etapa, es simplemente irreal", reconoció.

La victoria no solo representa un hito personal, sino también un triunfo clave para el Q36.5 Pro Cycling Team, que logra así su primera victoria World Tour contra un pelotón plagado de estrellas. Para Townsend y su equipo, la jornada en Hamburgo quedará como una declaración de ambición y fe en la perseverancia.