La victoria de
Tadej Pogacar en el
Mundial de Kigali 2025 dejó más que un título: abrió un debate sobre la forma en la que el esloveno domina a sus rivales. Pogacar se impuso con más de un minuto de ventaja sobre Remco Evenepoel, su perseguidor más cercano, después de lanzar un ataque a más de 100 kilómetros de meta.
Sin embargo, varios analistas sostienen que el campeón mundial y olímpico ni siquiera necesitó llegar a su máximo nivel para repetir arcoíris. En el podcast Kop over Kop, el comentarista Jan Hermsen ofreció una interpretación contundente de lo visto en Kigali:
“Pogacar realmente no estaba en su límite en absoluto, a pesar de que rodó solo todo el tiempo. Observé con asombro. Juega con la excesiva confianza de los ciclistas, les hace creer que pueden alcanzarlo y luego les deja retroceder un poco.” Hermsen fundamentó su opinión en los tiempos del circuito final, donde Pogacar fue cada vez más rápido a medida que avanzaba la carrera.
Para él, se trató de una estrategia mental, diseñada para desmoralizar especialmente a Evenepoel, un especialista en contrarreloj que en teoría debería haberse sentido cómodo en ese terreno. “Es como si les diera un poco de esperanza, y en cuanto creen que pueden atraparlo, vuelve a acelerar. Pogacar entiende perfectamente lo que sus rivales son capaces de hacer y juega con ellos.”
Una evolución en la gestión del esfuerzo
Por su parte, Bobbie Traksel subrayó que la clave de la victoria fue la superioridad física del esloveno, aunque destacó que su forma de correr ha cambiado respecto a sus primeros años: “Está claro que Pogacar ha aprendido mucho. Antes arrancaba con todo desde el principio. Ahora sabe que, si tiene ventaja, debe rodar con su potencia, como hace Vingegaard.”
El análisis coincide en que el Pogacar de 2025 no solo es explosivo, sino también más calculador y eficiente en su manejo del esfuerzo.
Aunque Remco Evenepoel contó con ayuda durante gran parte de la persecución, sus problemas mecánicos y la fuerza de Pogacar hicieron imposible que recortara la diferencia. El belga llegó acompañado hasta los últimos 20 kilómetros, mientras que Pogacar había rodado casi 70 kilómetros en solitario.
Remco Evenepoel, Tadej Pogacar y Ben Healy, el podio del Mundial de Kigali 2025
Los comentaristas coincidieron en que, incluso si la fuga se hubiese producido más tarde, el resultado habría sido el mismo. Pogacar parecía tener piernas para marcar la diferencia en cualquier momento de la carrera.
El periodista Jeroen Vanbelleghem llevó la reflexión un paso más allá al poner como ejemplo el gesto del esloveno hacia Isaac del Toro, a quien esperó y acompañó en un tramo clave: “Sabemos que Del Toro es un ciclista fantástico, y luego ves a Pogacar esperándole y llevándole consigo, como si fuera una obra de caridad.”
Para Vanbelleghem, la conclusión es clara: “Eso demuestra lo mucho más fuerte que es que los demás corredores de talla mundial. Pogacar corrió veinte kilómetros con reserva.”