La primera jornada del
Tour de Francia de este año es la más dura del ciclismo moderno. Se pueden abrir brechas, la empinadísima Côte de Pike será un duro reto cerca del final de la etapa en Bilbao, y
Jonas Vingegaard espera que
Tadej Pogacar vaya al ataque desde el primer día.
"Espero un ataque suyo el sábado, como el año pasado. Tengo que estar preparado. Tenemos que hacerlo lo mejor posible y ver qué podemos hacer. Yo también sigo siendo un cazador, porque mi objetivo es la victoria final. Así que no ha cambiado mucho respecto al año pasado", declaró el danés en la rueda de prensa previa a la carrera. El estado de forma de Tadej Pogacar es una incógnita, pero el UAE Team Emirates ha intentado quitarle presión de encima, diciendo públicamente que Adam Yates codirigiría el equipo, y el propio Pogacar afirmando que Vingegaard es el que más tiene que perder.
Las barreras psicológicas empezaron la semana anterior al inicio del Tour, y Vingegaard habla de expectativas sobre la agresividad en carrera de Pogacar, a pesar de que hay pocas pruebas de su estado de forma. Mucho puede interpretarse como formas de pasarse la responsabilidad el uno al otro, teniendo en cuenta que se espera que ambos estén un nivel por encima de la competencia, como ocurrió el año pasado. Las subidas vascas ofrecerán una primera oportunidad para que los corredores se pongan a prueba.
Vingegaard, que ya ha hecho un reconocimiento de la subida a gran velocidad este viernes, mantiene la calma, y tiene buenas razones para estar bajo control, ya que demostró un gran estado de forma en el Criterium du Dauphiné y llega totalmente respaldado por una alineación del
Jumbo-Visma increíblemente fuerte. "Estoy ocupado conmigo mismo, con prepararme lo mejor posible, con lo que puedo hacer para mejorar. Los dos últimos meses he estado trabajando en el entrenamiento y la nutrición para estar lo mejor posible para el Tour", concluyó.