Ivan Basso habla del Lance Armstrong más humano: "Envió a un médico a Italia a su costa para intentar curar a mi madre"

Ciclismo
lunes, 24 febrero 2025 en 9:00
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Lance Armstrong ha sido muchas veces catalogado como un arrogante y una mala persona. Sin embargo, no para todo el mundo es así. En una entrevista reciente, Ivan Basso sobre el lado más personal del estadounidense. También mencionó sus triunfos en el Giro de Italia, la Operación Puerto y mucho más.

Desde que se retiró en 2016, Basso se ha dedicado a reconstruir el ciclismo italiano, que lleva un tiempo en una situación difícil, y ha fundado el Team Polti VisitMalta, un equipo profesional diseñado para revitalizar la escena ciclista del país y formar a jóvenes talentos.

En una entrevista concedida al Corriere della Sera, Basso habló de cómo el ciclismo se convirtió en una vía de escape a una educación difícil.

"Fui hijo único en una familia complicada. Mi madre Nives y mi padre Franco tenían una carnicería, confundían la vida y el trabajo y discutían mucho y a todas horas. Yo no entendía las razones de sus discusiones, pero sufría con los gritos y las grandes palabras que volaban por las habitaciones. Primero el triciclo y luego la bicicleta fueron mis salvavidas: para escapar de los gritos, me escapaba y encontraba la paz dando vueltas sin parar en el patio".

Esa necesidad de consuelo pronto se convirtió en pasión.

"Luego continué mi escapada, pasando del triciclo a la bicicleta de carreras. Primera carrera a los siete años, ganada. La segunda al mes siguiente en mi ciudad natal, Cassano Magnago, gané. Siempre ganaba. En ese momento comprendí dos cosas.

"La primera es que sentí que había nacido para pedalear; la segunda es que mis éxitos tuvieron un profundo efecto terapéutico en mi familia. Cuando mis padres venían a verme, es decir, todos los domingos, estaban contentos y no discutían durante días.

"La maníaca diligencia en vivir la vida de un ciclista que me ha acompañado a lo largo de mi carrera nació inconscientemente de niño para mantener la paz entre mis padres: Temía que si no me concentraba lo suficiente empezarían a discutir de nuevo. Hay quien empieza a pedalear porque se enamora de una bonita bicicleta en un escaparate; yo porque, aunque era muy pequeño, quería prolongar esa tregua indefinidamente".

Basso se reveló rápidamente como un talento prodigioso. Inspirado por la leyenda del ciclismo Francesco Moser, se enfrentó a grandes escaladas desde muy joven.

"A los ocho años montaba en bicicleta de montaña y me metía en el barro porque quería imitar a mi ídolo Moser cuando corría la Roubaix. A los once subí el Aprica, a los doce el Stelvio convenciendo a mis padres para que me llevaran a Bormio".

El éxito le llegó de forma natural. Dominó las carreras juveniles y fue uno de los favoritos al título mundial, pero un pinchazo se lo impidió.

"He ganado mucho, casi todo: perdí un título mundial entre los juniors en la final por un pinchazo, pero gané el título amateur llegando solo a la meta. Fui vitoreado, peleado por los equipos, mimado por los aficionados. Yo era el niño prodigio que realizaba su sueño".

El compromiso inquebrantable de Basso con el deporte era evidente, y estaba dispuesto a todo para llegar a lo más alto.

"El trabajo duro es un concepto sobrevalorado. El trabajo duro se puede entrenar, como los músculos. Es difícil hacer una tarea que no te gusta o que no eres capaz de llevar a cabo todos los días. Esto es cierto para los profesionales, pero también para los que trabajan en una oficina. Pero puedes hacer del trabajo duro tu amigo si superas tus límites mentales".

Operación Puerto

La carrera de Basso dio un giro dramático en 2006 cuando se vio implicado en la Operación Puerto, una investigación española a gran escala sobre dopaje. El escándalo reveló que había almacenado sangre para futuras transfusiones, aunque él insiste en que nunca la utilizó.

"En Madrid me sacaron dos bolsas de sangre que me habría inyectado antes del Tour para tener glóbulos rojos más frescos e ir más rápido. Pero en una operación de investigación de la policía española encontraron las bolsas congeladas, mías y de otros, y al asociarlas con el ADN de las bases de datos de la federación me identificaron."

Su afán por ganar a toda costa le había llevado al límite.

"Había crecido así y nada podía detenerme, sabía lo que pasaba pero no quería darme cuenta. Pensaba que tenía razón".

A pesar de no haber completado nunca el proceso de dopaje, reconoció su fechoría: "No tuve tiempo. Pero sé lo que hice, reconozco mi culpa y estoy avergonzado. Pero hay motivaciones más profundas en lo que hice".

Basso no fue, ni mucho menos, el único ciclista implicado en el escándalo. Muchos de los mejores ciclistas de la época, como Armstrong, Tyler Hamilton y Alberto Contador, se vieron implicados en casos de dopaje.

En 2015, mientras corría como gregario de Contador en el Tour de Francia, la carrera de Basso dio otro giro inesperado cuando le diagnosticaron cáncer de testículos.

"En julio de 2015 estaba compitiendo en el Tour de Francia, en ese momento como domestique de Alberto Contador. Durante la etapa de Pau tuve una mala caída. En el hospital, una tomografía computarizada descubrió que tenía un tumor testicular avanzado, que necesitaba cirugía inmediata. Sin ese accidente, quizá lo hubiera descubierto demasiado tarde".

El diagnóstico fue especialmente conmovedor dado su pasado: "En ese mismo lugar, once años antes, un médico amigo me había llamado para decirme que el cáncer de páncreas que padecía mi madre era terminal. Eché la vista atrás y me di cuenta de que se cerraba un capítulo de mi vida".

Durante su recuperación, Basso reflexionó sobre su amistad con Lance Armstrong, la figura más controvertida de la historia del ciclismo.

"Lance para mí es el hombre que (habiendo sobrevivido a un tumor)envió a un médico a Italia a su costa para intentar curar a mi madre. Dejo a otros que juzguen sus mentiras y su dopaje, para mí hizo algo enorme".

Ahora, Basso ve cómo su hijo Santiago se embarca en su propia carrera ciclista profesional. Sin embargo, está decidido a no influir en su trayectoria.

"Mi hijo Santiago acaba de convertirse en profesional. Hace el mismo trabajo que yo, no viste la camiseta de mi equipo, yo no lo entreno, él hará su propio camino si tiene los medios. Micaela y yo nos sentimos felices pensando que trabaja en un mundo mucho más ético que el que yo viví, que no tiene idea de lo que nos rodeaba y tentaba a su edad."

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