Según informa La Gazzetta dello Sport, la larga prohibición del empleo de cámaras hipobáricas por parte de los atletas italianos, estipulada por la legislación penal antidopaje 376/2000, ha sido levantada recientemente.
La ley establece que "el uso de la cámara hipobárica no está prohibido; el deportista que recurra a esta práctica deberá permanecer bajo la estricta supervisión del médico deportivo antes y después de utilizar la cámara hipobárica".
WADA (la agencia mundial antidopaje) no prevé la prohibición de las cámaras hipobáricas, pero Italia fue el único país que prohibió su uso. Esto significaba que los atletas italianos, tanto en Italia como en el extranjero, que utilizaban una licencia deportiva italiana no podían utilizar una tienda o cámara hipobárica.
La cámara, equiparada a los "instrumentos y prácticas de dopaje", podía ser objeto de descalificación e incluso de acciones penales. Los atletas extranjeros que utilizaban este instrumento en territorio italiano también corrían el riesgo de ser sancionados, ya que la cámara no estaba prohibida por una ley deportiva, sino por una ley penal.
Las cámaras reducen progresivamente la cantidad de oxígeno disponible en la sangre, simulando condiciones de gran altitud. Esto obliga al organismo a producir de forma natural más glóbulos rojos, aumentando así el porcentaje de oxígeno disponible para el esfuerzo físico. Se necesitan al menos dos semanas en altitud o en una cámara hipobárica para ver beneficios concretos en la oxigenación de la sangre.
Stefano Oldani, ganador de una etapa del
Giro de Italia 2022, se refirió al tema en su momento: "Mis compañeros de equipo se prepararon para el
Tour de Francia en España en cámaras hipobáricas. Yo tuve que ir a entrenarme en altitud al Teide, en las Islas Canarias".