El ciclismo de élite, como cualquier otro deporte al que uno se quiera dedicar, es un recorrido muy duro para cualquier persona. El sacrifico para llegar a convertirse en un atleta de éxito es, a veces, demasiado elevado. Por eso, que figuras consolidadas en el pelotón se pronuncien sobre la salud mental es crucial.
Georg Steinhauser, de
EF Education-EasyPost, ha sido el último en hacerlo.
Tras irrumpir como una de las revelaciones de la temporada 2024, se esperaba que Steinhauser confirmara su progresión en 2025. El corredor de EF Education-EasyPost firmó un
Giro de Italia 2024 espectacular, con su primera victoria profesional y dos terceros puestos.
Sin embargo, la campaña siguiente tomó un rumbo muy distinto. Pese a un inicio sólido, con buenos registros en Paris-Niza, se fue apagando en las carreras posteriores, viviendo un curso en gran medida anónimo. Solo en agosto quedó claro el motivo de su bajón: Steinhauser había contraído la enfermedad de Lyme,
un problema que también ha afectado a corredores como Pelayo Sánchez.
El diagnóstico llegó tras meses de desgaste físico y mental. En declaraciones a la Agencia de Prensa Alemana
recogidas por Kicker, Steinhauser describió un periodo especialmente oscuro durante el verano.
“Recuerdo que me encerré en mi apartamento durante tres días”, contó. “No hablé con nadie y ni siquiera abrí una ventana. En ese momento me di cuenta de que así no podía seguir. Estaba realmente mal de cabeza, muy hundido, y creo que estuve muy cerca de la depresión”.
Georg Steinhauser se sincera sobre los problemas de salud mental que ha sufrido
“Dos horas de entrenamiento, como cuatro”
En ese momento, el corredor no entendía por qué su cuerpo ya no respondía como el año anterior. “Había perdido todo el interés por el ciclismo porque los problemas no cesaban”, explicó. “Dos horas de entrenamiento se sentían como cuatro. No tenía fuerza al pedalear, como si me faltara toda la energía.”
“Una vez, corté por completo la salida que debía hacer y me volví a casa en tren. Fue una situación muy dura, y además empecé a perder peso. En el peor momento, pesaba 67 kilos (frente a los 70-71 habituales). Sentía que no había nada que pudiera hacer.”
Pese a un amplio rastreo médico realizado por el equipo y por especialistas externos, al principio no apareció ninguna explicación. “Nadie entendía qué pasaba”, recordó Steinhauser. “Me hice todas las pruebas posibles, lo revisaron todo: análisis de sangre, muestra de heces. Pero no salía nada. Entonces mi médico de cabecera me testó por la enfermedad de Lyme y el resultado fue positivo. Al menos, conocer la causa de mis problemas me ayudó.”
Tras varias semanas de entrenamiento en España, Steinhauser asegura que su estado va a mejor. “Ahora mismo me siento bien, sobre todo mentalmente”, explicó. “Si todo va según lo previsto, podría disputar mi primer Tour de France el próximo verano.”