ESPECIAL | Cómo se preparan los ciclistas para competir en invierno

Ser ciclista profesional es una tarea increíblemente compleja. Más allá de las interminables horas, la especificidad del entrenamiento, la nutrición planificada al detalle durante todo el año y mucho más… También está el aspecto técnico del deporte. ¿Cómo desarrollan los corredores sus habilidades sobre la bici para no fallar en medio del pelotón? Hablamos de algunos de esos puntos con Matevz Govekar, de Bahrain - Victorious.

Rodar en pelotón va de eficiencia. Hay muchas formas en las que esto es clave, una de ellas es la aerodinámica sobre la bicicleta, cada vez más importante a medida que el pelotón rueda más rápido. Otra es la colocación, no solo en los sprints —que atañe directamente a Govekar, ganador de etapa en el Tour of Britain y el Tour of Guangxi—, sino durante las carreras de varias horas y, en especial, en las clásicas.

Muchos corredores tienen ese talento natural. Antonio Tiberi, compañero del esloveno, nos explicó recientemente la diferencia que supone correr con Damiano Caruso, un ciclista más experimentado con década y media en el pelotón: “Con él me siento sin duda más tranquilo porque sé que si simplemente le sigo, estoy en el lugar correcto en el momento correcto, porque sabe leer la carrera súper bien, ver lo que está pasando y reaccionar de la mejor manera”. Así, el italiano aprende a leer las carreras de la misma manera, gastando energía solo cuando es necesario y evitando disparar balas de forma inútil en momentos no decisivos.

El manejo de la bici es otro punto clave, especialmente en las clásicas de adoquines, donde las carreteras suelen ser estrechas, traicioneras y con firmes que exigen mucha concentración y capacidad de reacción. Pensemos en alguien como Mathieu van der Poel, ahora tres veces consecutivas ganador de París-Roubaix. El componente físico nunca se puede ignorar, pero las décadas de experiencia del neerlandés en ciclocross se traducen directamente a la carretera en este tipo de terreno.

Pero hay innumerables ejemplos. Hoy en día, los ciclistas suelen ingerir hasta 120 gramos de carbohidratos por hora en carreras de alta demanda energética. Esto se aplica tanto a líderes como a gregarios. Consumir tal cantidad requiere concentración y, cuando se rueda en un pelotón a alta velocidad o en terreno técnico, a menudo es difícil comer sólido. Muchos recordarán la explosión de Tadej Pogacar en el Col du Granon en el Tour de Francia 2022. La estrategia de Visma de atacar desde lejos aquel día llevó a un desajuste del esloveno, que pagó caro. Ser capaz de alimentarse correctamente en momentos de alta tensión, y tener la habilidad de comer en medio del pelotón, marca diferencias al final de la jornada.

Pero no solo eso, Govekar revela que durante las concentraciones los corredores comen como si estuvieran en carrera, para adaptar el cuerpo a la estrategia ideal de alimentación para un día entero en, por ejemplo, una Gran Vuelta. “Diría que la nutrición al 100%. Creo que todos los equipos lo trabajan cada año con más detalle, así que especialmente en los training camps intentamos simular la nutrición que haremos en carrera, para que el estómago esté preparado”.

La nutrición ha evolucionado enormemente en los últimos años, y para algunos corredores comer en sí mismo puede considerarse una tarea en cierto grado. Tadej Pogacar ha descrito lo que suele desayunar ahora en días de competición y cuánto tiempo le lleva. Velon incluso ha compartido cifras específicas y sorprendentemente públicas sobre calorías, carbohidratos, proteínas y grasas que consume un corredor como Pogacar durante una etapa de montaña del Tour de Francia, hasta en los pequeños detalles.

Ponerse y quitarse ropa. Puede pasar desapercibido, pero a menudo se ve a los ciclistas peleándose para quitarse cubrezapatillas en plena carrera, o incluso chaquetas. La aerodinámica manda, y todo lo que visten en competición, incluso en días extremadamente fríos o lluviosos, va ceñido. No es casualidad que la nueva chaqueta de Q36.5 se llame “the condom”: esto se toma muy en serio. Pero también significa que manejarlas puede ser complicado.

Una de las imágenes más icónicas de la década de 2020 es, sin duda, las dificultades de Jai Hindley para ponerse una chaqueta en el Passo dello Stelvio. Minutos de tensión mientras el australiano, sin nadie detrás ni al lado, simplemente no podía ponérsela. Imaginad que hubiera tenido que parar y perder tiempo por ello… Imaginad que se cae porque la chaqueta se enreda con la bici… Imaginad que no consigue ponérsela y, como resultado, enferma y queda fuera de la carrera o ve mermado su rendimiento. Meses de trabajo, cuidado al milímetro, para que una carrera se arruine por algo tan rudimentario.

Pero es algo que los profesionales deben dominar. Son ciclistas de élite, y fallar en ello puede ser un problema en alta competición, donde las apuestas son mayores que en cualquier otra parte del deporte. Govekar explica que no se entrena específicamente en el equipo, pero cada corredor tiene sus hábitos. “Cambiarse de ropa, creo que depende un poco de cada ciclista. A algunos les sale muy natural y adquieren esas habilidades con facilidad”.

Otra más: orinar sobre la bicicleta. Las imágenes de ciclistas meando en el arcén, empujados por un compañero mientras ruedan, siguen siendo de lo más insólito del deporte. A menudo, los realizadores de TV logran disimularlo, pero es imposible evitar todas las escenas. Aunque suele hacerse en momentos más relajados de la carrera, en el ciclismo moderno las acciones pueden encadenarse durante horas sin un verdadero respiro. En los adoquinados, por ejemplo, los corredores rara vez tienen ese lujo.

Pararse en carrera puede costar sorprendentemente mucho tiempo y energía para volver al pelotón. En pruebas que a menudo se deciden al esprint por márgenes mínimos, puede ser la diferencia entre ganar y ser segundo. Pero tampoco es un aspecto que se reproduzca en el entrenamiento: “Orinar en marcha no lo hacemos entrenando, porque creo que también es un poco inapropiado, ya que tenemos tiempo para parar y hacerlo en un lugar privado”. Sin embargo, hacerlo sobre la marcha ahorra muchísimo tiempo en muchos casos.

Coger comida y bidones del coche, para uno mismo pero también para repartir entre los compañeros, es una habilidad clave que los gregarios necesitan de forma especial. Govekar sabe lo que es desempeñar ese rol y respaldar a sus líderes. “Digamos que a veces, cuando llega un corredor nuevo al equipo, también practicamos en entrenamiento la alimentación desde el coche, así que tienen que volver al coche y coger algunos bidones”, explica. “Seguro, pero es algo un poco personal”.

Sin embargo, muchos de estos pequeños detalles, casi invisibles para el espectador ocasional, pueden marcar una gran diferencia al final del día. Y en un deporte de “ganancias marginales”, no se puede ignorar ningún detalle. “Si alguien tiene dificultades con algo, pregunto ‘¿puedo probar esto? ¿Puedo hacerlo así?’ Y las cosas se resuelven de la mejor manera”.

Recoger bidones de los auxiliares (y que los auxiliares entrenen para entregarlos a la perfección); trazar curvas y descender con fluidez; prestar atención a la fuerza y dirección del viento para dictar la posición en el pelotón; usar la radio de carrera y comunicarse con el coche y los compañeros; ayudar en cambios rápidos de bici/rueda y mucho más componen un conjunto de detalles importantes que no tienen que ver con el VO2 máx., el FTP ni ningún otro valor cuantitativo, pero son clave para todos los corredores del pelotón.