Elisa Longo Borghini, tras ganar la Brabantse Pijl 12 días después de su durísima caída en Flandes: "Vi que iba a ser bueno"

En una tarde de ciclismo vibrante, Elisa Longo Borghini volvió a demostrar que está hecha para las carreras duras. La italiana se coronó por segunda vez en la Brabantse Pijl, esta vez en solitario y con una persecución agónica por detrás que mantuvo la emoción hasta el último metro. Mientras el pelotón se acercaba a toda velocidad, Longo Borghini confiaba en sus piernas... y en los datos que le devolvía su ciclocomputador.

“No miro mucho las estadísticas, pero es bonito saber que ahora tengo el récord de victorias aquí”, confesó con humildad tras cruzar la meta. “Me gusta la combinación de adoquines y subidas. Es una carrera de transición perfecta entre las clásicas adoquinadas y las Ardenas”.

La clave del día estuvo en la última subida a la temida Moskestraat. Un muro corto, pero explosivo, donde la campeona italiana impuso su potencia y abrió el hueco definitivo. No era la primera vez que lo intentaba: ya en una vuelta anterior, había sorprendido desde el grupo perseguidor para enlazar con las líderes. Lo hizo sola, con determinación, sabiendo que su compañera Brodie Chapman del UAE Team ADQ la esperaba delante.

“Sabía que ella era fuerte, así que quería llegar hasta ella por mi cuenta”, explicó. Chapman, como buena gregaria, se vació trabajando para su líder. Luego, Longo Borghini se lanzó en solitario. Por detrás, el pelotón se reorganizaba, olía la victoria… pero no fue suficiente.

“No me sorprendió que se acercaran rápido, algunos equipos todavía tenían muchas corredoras. Pero vi mis números, y eran buenos. Sabía que tendrían que esforzarse muchísimo para alcanzarme”, relató, aún con la adrenalina de la victoria.

Su triunfo tiene un sabor aún más especial tras el duro golpe que sufrió en el Tour de Flandes, una caída que la alejó momentáneamente del pelotón. Pero la campeona volvió, con garra, y ganó con el estilo que la caracteriza: agresiva, inteligente y con una sonrisa en la meta.

“Ha sido una carrera preciosa. Un poco de adoquines, un poco de escalada. Y eso me encanta”, cerró Longo Borghini, con una sonrisa que hablaba más que cualquier dato del ciclocomputador.