La temporada 2025 queda cada vez más atrás, pero todavía sigue muy reciente lo que ocurrió en el pasado
Campeonato de Europa. A la vez que Tadej Pogacar lograba su primera victoria allí,
Jonas Vingegaard decepcionó en su debut con el maillot de Dinamarca en una carrera oficial. La estrella de Visma - Lease a Bike se descolgó a más de 100 km de meta, cuando aún no había estallado la lucha.
La temprana retirada de Jonas Vingegaard en el Europeo 2025 generó mucho ruido, pero un corredor dentro del campamento danés pide poner la reacción en perspectiva.
Hablando abiertamente en el Domestique Hotseat Podcast,
Rasmus Sojberg Pedersen describió una carrera brutal, una subida inicial despiadada y un día en el que hasta las grandes estrellas tuvieron que aceptar sus límites.
Pedersen no eludió
la realidad de lo que le ocurrió a Jonas Vingegaard en Francia. El líder danés se quedó cortado sorprendentemente pronto, un instante que dejó helados a los espectadores, pero que para los que agonizaban en la subida inicial tenía todo el sentido. Al recordarlo, Pedersen dijo en el podcast:
“Todo corredor, incluso el mejor que he visto hoy, tiene días malos, tiene malas piernas y tiene días en los que simplemente no está”, comenzó señalando.
Insistió en que Vingegaard se había preparado bien y tomó la salida con la expectativa de ser competitivo. Por eso el desenlace resultó aún más llamativo. Como relató Pedersen: “Hizo todo, incluso tomó un gel de cafeína justo antes de la segunda vuelta… le soltaron 15 km después, así que estaba convencido al 100% y hizo todo lo que tenía que hacer para estar al nivel de seguir a Tadej y Remco.”
En otras palabras, no fue falta de implicación ni de esfuerzo, sino un día malo, infrecuente, para uno de los mejores vueltómanos de su generación.
Jonas Vingegaard no pudo terminar el Campeonato de Europa 2025
Un debut en modo supervivencia
Para Pedersen, el Europeo debía ser un hito: su primera gran carrera compartiendo el maillot de la selección con Vingegaard. Admitió en el podcast que la ilusión era genuina: “Estaba simplemente emocionado de estar allí, sobre todo con esos tíos, pesos pesados, Skjelmose y Jonas.”
Dos semanas antes de la carrera, el seleccionador danés Michael Morkov hizo la llamada. Pedersen recuerda decirle exactamente lo que había prometido meses antes: “Siempre he sido el tipo al que llamar y decir: siempre estoy listo para llevar los colores de la selección y ayudar si hace falta.”
Su misión era clara: controlar la fuga inicial y ayudar a preparar el terreno para los líderes de Dinamarca. Pero el guion se deshizo casi de inmediato.
La descripción de Pedersen del arranque explica por qué tantos nombres grandes sufrieron. La carrera no fue de menos a más; explotó. “Empezamos en la subida, 4 km hasta la cima. Los primeros ocho minutos a 450 vatios. No soy escalador, así que fue algo serio”.
Aquel arranque violento no solo abrió huecos, también desató pánico. El pelotón se rompió, se reagrupó y volvió a romperse hasta que solo una fracción mínima quedó en la pelea. Incluso Pedersen, cumpliendo su trabajo, sintió que la carrera se le escapaba mucho antes de las ascensiones finales.
Acabó fuera de control, uno más entre decenas en una jornada en la que solo llegaron diecisiete corredores. Como explicó: “Si estás a más de 10 minutos, te sacan. Pero sí, claro que hay una presión natural cuando corres en ese equipo con esos tíos.”
La combinación de calor, ritmo y encadenado montañoso convirtió el Europeo en una de las pruebas más selectivas de la temporada.
Aunque el mal día de Vingegaard acaparó titulares, las reflexiones de Pedersen dibujan un cuadro más completo: una carrera caótica, un recorrido implacable y un pelotón llevado más allá de su zona de confort desde el kilómetro cero.
No justificaba a su compañero; aportaba realidad. El mensaje es simple: incluso los mejores se rompen, y a veces no hay misterio. Las piernas mandan. Y ese día, ni siquiera acompañaron a Vingegaard.