Hace apenas un año,
Tom Pidcock parecía estancado. Su 2024 fue una temporada marcada por la irregularidad y un rendimiento lejos de su nivel habitual. Pero en 2025, el británico de 24 años ha dado un giro radical a su carrera tras un cambio sorprendente de equipo: dejó el poderoso
INEOS Grenadiers para unirse al modesto pero ambicioso
Q36.5 Pro Cycling Team, un conjunto que debuta en una Gran Vuelta esta temporada.
Muchos lo consideraron un riesgo. Hoy, Pidcock está silenciando a todos sus críticos.
Desde su llegada al Q36.5, Pidcock ha acumulado resultados destacados:
- Ganó la general y dos etapas del AlUla Tour
- Segundo en la Strade Bianche, tras enfrentarse de tú a tú con Tadej Pogacar
- Tercero en la Flecha Valona
- Top 10 en la Lieja-Bastoña-Lieja y en la Amstel Gold Race
Ahora, compite en el Giro de Italia, con ambiciones claras: una victoria de etapa… y quizá algo más.
En declaraciones a
Cycling Weekly, su entrenador explicó los pilares de esta transformación: “Ha habido un montón de pequeñas cosas, piezas del puzzle que han encajado. Está en un lugar mejor, mental y físicamente. Hemos ajustado la intensidad de sus entrenamientos sin aumentar el volumen, y también mejorado la nutrición. Todo esto se ha traducido en más consistencia y mejores números”.
Aunque hubo errores puntuales —como problemas de hidratación en Lieja o un pinchazo en Amstel— la tendencia es clara: Pidcock está subiendo de nivel.
El cambio de equipo también ha tenido un fuerte impacto emocional. Tras una relación tensa con INEOS —algo evidente en el documental Tour de France: Unchained—, Pidcock parece haberse reencontrado con la alegría de competir. “Está disfrutando de nuevo, y eso se nota”, explicó su entrenador. “No buscamos una victoria concreta, buscamos darle las herramientas para rendir de forma consistente. Ya veremos hasta dónde llega”.
Lejos de encasillarse, Pidcock seguirá explorando múltiples disciplinas. Entre el Giro y la Vuelta, volverá a competir en ciclismo de montaña, su gran pasión, y a final de año participará en carreras de gravel. “Quizá nunca tome una decisión única sobre a qué dedicarse”, reflexiona su técnico. “Él ve la progresión como algo integral al ciclismo, y quiere disfrutar del proceso. En su programa actual, nada de eso debería perjudicar su rendimiento en carretera. No hay excusas”.