Eddy Merckx es el mejor ciclista de la historia. Así de simple. El baloncesto hay debate entre Michael Jordan y LeBron James, en fútbol entre Leo Messi, Diego Maradona y Pelé. En ciclismo, no. El belga es el GOAT. Y el mejor de siempre tenía una carrera favorita: la
Milán-San Remo.
Las comparaciones siempre son odiosas, más juntando épocas, y estos días han salido muchos artículos en los que el nombre de
Tadej Pogacar aparece ligado al de El Caníbal por su ferocidad, por su hambre y por su capacidad para ganar etapas en carreras cortas como París-Niza o Vuelta a Andalucía.
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Así, esa velocidad endiablada hizo a
Eddy Merckx ganar hasta en 7 ocasiones el monumento que mejor se ha adaptado a lo largo de la historia a los velocistas, la Milán-San Remo. La ganó de todos los colores, al esprint, en solitario, en grupos pequeños. Una absoluta barbaridad.
Nada más y nada menos que durante 10 años dominó la prueba, entre 1966 y 1976, cuando ganó su última San Remo un 19 de marzo en solitario con 28 segundos de ventaja con Wladimiro Panizza y el posteriormente descalificado por dopaje Jean-Luc Vandenbroucke (bonito apellido para ser descalificado por esa razón). 10 años antes en el 66, había ganado al esprint en el grupo principal.
Este sábado, Tadej Pogacar intentará ganar su primera San Remo. Si lo consigue, se le comparará con Eddy Merckx, pero le seguiría quedando mucho para ser comparado con El Caníbal. Cada deportista tiene su propia historia, su propio camino. Merckx es Merckx y Pogacar es Pogacar, las comparaciones, sobran.