Bradley Wiggins levanta cabeza tras su adicción y problemas financieros: "Ahora estoy en primera línea"

Ciclismo
domingo, 09 marzo 2025 en 5:00
bradley wiggins

La vida de Bradley Wiggins no ha sido la más sencilla de la historia. A pesar de todos los logros que ha conseguido en el mundo del ciclismo, el británico ha vivido episodios que no se le pueden desear ni a tu peor enemigo. Sin embargo, por suerte, el ganador del Tour de Francia 2012 y múltiple medallista olímpico está levantando cabeza a sus 44 años.

En una reciente entrevista con The Telegraph, Wiggins se sinceró sobre la quiebra y la adicción a las drogas que han marcado su vida en los últimos años. A pesar de sus logros, la mala gestión financiera dejó a una empresa bajo su control con deudas que rondan el millón de libras.

Su colapso financiero tuvo consecuencias devastadoras, dejándole sin hogar y durmiendo en varios lugares, incluida la casa de su ex mujer. En un momento dado, llegó a plantearse vender sus medallas olímpicas, un oscuro contraste con la gloria de subir al podio.

Más allá de los problemas financieros, Wiggins también ha luchado contra su salud mental, una batalla que le ha perseguido durante toda su vida. Ya ha hablado de sus dificultades para hacer frente a la fama, y en los primeros años de su carrera recurrió a la bebida. Sin embargo, las cicatrices más profundas se remontan a su infancia, cuando sufrió abusos sexuales a manos de un entrenador.

"La contradicción es que el entrenador que abusó de mí fue mi primer modelo masculino en el ciclismo", reveló Wiggins. "Yo había crecido con un padre ausente, así que este hombre me infundió confianza como ciclista. Allá donde iba, le decía a todo el mundo: 'Este chico va a ser especial'. Eso contrarrestaba lo que ocurría entre bastidores".

"Había otros niños en el club a los que también les ocurría. Nos normalizaron el comportamiento y nos hicieron creer que no había nada malo en ello. Solo tienes 13 años, pero te lleva a un periodo realmente oscuro. A los tres años de retirarme en 2016, era drogadicto. Y mucho de ello tenía que ver con este recuerdo de mi infancia".

Su honestidad sobre la adicción pone de relieve el lado más oscuro del deporte de élite, en el que los atletas a menudo luchan con su identidad una vez que se alejan de la competición. La rígida disciplina del ciclismo profesional había desaparecido, dejando a Wiggins vulnerable al dolor que había reprimido durante décadas.

Además de sus problemas de salud mental, Wiggins también admitió que fue explotado económicamente durante su carrera. Aunque ganó millones como uno de los ciclistas británicos de más éxito, no llevó un control de sus finanzas y acabó siendo víctima de los encargados de gestionarlas.

"Me arrepiento de no haber prestado atención a mi situación financiera cuando corría. Es una de las cosas que les pasan a los deportistas: ganas mucho dinero y, si no estás atento, la gente se aprovecha. La gente que me cuidaba me estafaba a diestro y siniestro. También los contables".

Su caso dista mucho de ser único en el mundo del deporte profesional. Muchos deportistas de élite, centrados únicamente en su rendimiento, confían ciegamente en gestores, agentes y contables, para descubrir más tarde que han sido engañados. La realidad de la explotación financiera en el deporte está bien documentada, y la experiencia de Wiggins es otra cruda advertencia de cómo las mayores estrellas pueden ser vulnerables.

A pesar de todo, Wiggins insiste en que por fin ha recuperado el control de su vida. Describe cómo, tras meses de agitación, ha podido resolver los problemas que le llevaron a la quiebra.

"Ya está todo resuelto. Ahora estoy en primera línea. Era algo que me habían hecho. Ocho meses después, todo ha cambiado y los responsables están pagando un precio muy alto. Afortunadamente, todo está bien. Mi vida está en un buen lugar".

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