ANÁLISIS | El monóxido de carbono, la última polémica sobre dopaje: ¿cuántas más tendrá el ciclismo?

Ciclismo
sábado, 15 febrero 2025 en 10:30
jonasvingegaard tadejpogacar

El ciclismo es un deporte precioso. Sin embargo, a lo largo de su historia ha estado manchado por el doping. La compleja relación con la mejora de rendimiento ha provocado que muchos corredores hayan hecho trampas.

El último caso polémico se solucionó con el anuncio oficial de la UCI a principios de mes de que prohíbe la reinhalación de monóxido de carbono en el pelotón. La decisión, que entró en vigor el 10 de febrero de 2025, ha sido uno de los temas más debatidos en el deporte en los últimos meses.

A diferencia de casos anteriores de sustancias prohibidas o productos dopantes, la reinhalación de monóxido de carbono era una zona gris, controvertida pero nunca ilegal. Admitámoslo, una "zona gris" del ciclismo siempre va a hacer saltar las alarmas de la mayoría de los aficionados, y la prohibición del uso del monóxido de carbono fue una decisión acertada.

Pero la prohibición plantea cuestiones más amplias sobre cómo regula el ciclismo las nuevas técnicas de mejora del rendimiento, la ética de las ganancias marginales y si el deporte es capaz de dejar atrás su oscuro pasado. Si el ciclismo quiere aprender de esta saga, debe abordar por qué se generalizó la reinhalación de CO, por qué se tardó tanto en regularla y cómo deben tratarse las futuras áreas grises.

Vamos a sumergirnos en una situación oscura, complicada y confusa que encarna muchas de las luchas a las que todavía se enfrenta el ciclismo para superar su manchado historial.

¿Por qué los ciclistas empezaron a usar monóxido de carbono

El rendimiento. Por eso los ciclistas empezaron a utilizarlo, y el rendimiento es la razón de ser de la inmensa mayoría de las cosas que hacen los ciclistas, todo está orientado a maximizar su rendimiento el día de la carrera.

La ciencia que hay detrás de la reinhalación de monóxido de carbono es compleja, pero su atractivo fundamental es sencillo: aumenta la masa total de hemoglobina (Hb) del ciclista, lo que mejora su capacidad para transportar oxígeno por el torrente sanguíneo. Más oxígeno significa mayor resistencia, mejor recuperación y mayor resistencia a la fatiga, todo ello fundamental en un deporte en el que los márgenes entre ganar y perder son muy estrechos.

Tradicionalmente, los ciclistas que buscaban aumentar la producción de glóbulos rojos recurrían al entrenamiento en altitud o a las cámaras hipóxicas, que simulan condiciones de gran altitud para estimular las adaptaciones naturales. La respiración de monóxido de carbono ofrecía un atajo que permitía a los ciclistas obtener beneficios similares en menos tiempo.

Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, en el punto de mira por el uso de monóxido de carbono.
Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, en el punto de mira por el uso de monóxido de carbono.

Con corredores en la cumbre del deporte, como Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, vinculados a su uso, el método ganó adeptos en el ciclismo profesional. Sin embargo, lo que hizo que la reinhalación de CO fuera tan controvertida no fue sólo su eficacia, sino los graves riesgos para la salud que conllevaba.

¿Por qué era necesaria la prohibición?

La UCI ha dejado claro que su decisión se basó en la protección de la salud de los ciclistas, y no necesariamente en la preocupación por la mejora del rendimiento. A diferencia de los métodos de dopaje tradicionales, que se centran en ventajas injustas, la respiración asistida por CO representaba un riesgo directo e inmediato para quienes la utilizaban.

El monóxido de carbono es un gas tóxico. Aunque se utiliza en entornos médicos controlados, la exposición repetida puede provocar dolores de cabeza, mareos, náuseas, confusión y, en los casos más graves, problemas cardíacos, convulsiones e incluso parálisis. La posibilidad de daños a largo plazo hace que este método sea mucho más peligroso que el entrenamiento en altitud tradicional, que se basa en la adaptación natural en lugar de la manipulación química.

La palabra natural es crucial en este caso, y quizá lo sea también en el debate más amplio sobre lo que es ético desde una perspectiva deportiva en términos de rendimiento. ¿Se supone realmente que los corredores deben utilizar algo "antinatural"?

La declaración de la UCI subraya que la exposición repetida puede provocar enfermedades crónicas. A diferencia de otras técnicas de mejora del rendimiento, que plantean principalmente problemas éticos o deportivos, la reinhalación de CO supone un peligro directo para los atletas que la utilizan.

Este deporte tiene un historial de corredores que llevan sus cuerpos al límite absoluto, a menudo sin tener en cuenta su salud a largo plazo en busca del éxito. Esta prohibición obliga al ciclismo a enfrentarse a una difícil realidad: cuando los beneficios del rendimiento superan a la seguridad personal, el organismo rector debe intervenir. La UCI ha dado ese paso, pero ¿debería haber actuado antes?

Necesidad de normas más claras

Uno de los aspectos más desconcertantes de la controversia sobre la reinhalación de CO fue que nunca fue explícitamente ilegal antes de esta prohibición. Los corredores y los equipos operaban en una zona gris, aprovechando la falta de regulación para obtener una ventaja sin infringir ninguna norma oficial antidopaje.

Y los equipos lo han hecho y lo harán siempre, no sólo en el ciclismo, sino en todos los deportes. Encuentran una forma de saltarse las normas, o una zona gris, y la utilizan en su beneficio.

Esto plantea una cuestión fundamental: ¿cómo debe tratar el ciclismo las nuevas técnicas de mejora del rendimiento que no encajan perfectamente en las definiciones de dopaje existentes? La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) aún no había prohibido la respiración asistida por CO y, hasta ahora, la UCI no disponía de normas claras contra su uso.

Al tomar medidas independientes, la UCI ha sentado un precedente que podría influir en la forma en que se traten en el futuro los métodos para mejorar el rendimiento. Pero este caso expone un problema más amplio en el enfoque regulador del ciclismo: el deporte a menudo reacciona después de que el daño ya está hecho en lugar de abordar de forma proactiva los problemas emergentes.

No se trata de un problema nuevo para el ciclismo. Este deporte tiene una larga historia de lentitud a la hora de regular nuevas prácticas, permitiendo que se extiendan métodos controvertidos antes de prohibirlos. Ya fueran las transfusiones de sangre en los años 90, el abuso de EPO en los 2000 o el uso de tramadol más recientemente, el patrón sigue siendo el mismo: los ciclistas se aprovechan de una laguna jurídica y las autoridades sólo intervienen cuando aumenta la presión pública.

Este enfoque reactivo daña la credibilidad del ciclismo. ¿Cuántas otras técnicas de mejora del rendimiento se utilizan actualmente en zonas grises similares? La prohibición por parte de la UCI de la reinhalación de CO es necesaria, pero el deporte debe desarrollar una forma más estructurada de abordar estas cuestiones, ya que esta oscura nube sigue frenando al ciclismo.

La paradoja de las ganancias marginales

La reinhalación de CO no es más que otro ejemplo de la búsqueda constante de ganancias marginales en el ciclismo profesional. En todas las épocas, los equipos han sobrepasado los límites de lo aceptable, a veces dentro de las normas, a veces mucho más allá.

El ciclismo siempre ha funcionado en una cultura en la que las pequeñas ventajas pueden marcar la diferencia entre ganar y perder. Esto ha dado lugar a innovaciones punteras, pero también a abusos generalizados. En un deporte en el que las carreras se deciden por fracciones de segundo, los equipos siempre exploran nuevas formas de superar los límites.

En su mayor parte, las ganancias marginales contribuyen a hacer del ciclismo el deporte que amamos. Los ciclistas se esfuerzan al límite de su capacidad, superando lo que creían posible, para ganar ese 1% extra.

La pregunta es: ¿dónde pone el límite el ciclismo?

El problema no es sólo la reinhalación de CO, sino cómo el deporte define lo que es aceptable y lo que no. Si la reinhalación de CO se prohibió por motivos de salud, ¿qué pasa con otras prácticas médicas cuestionables que pueden no ser tan extremas pero que siguen presentando riesgos? El caso de la reinhalación de CO sugiere que el ciclismo carece de una filosofía coherente sobre la mejora del rendimiento.

Si el deporte realmente quiere avanzar, debe dejar de esperar a que la controversia fuerce el cambio y, en su lugar, desarrollar directrices claras para los nuevos métodos de entrenamiento antes de que se conviertan en problemas.

Hay varias lecciones que el ciclismo debe extraer de este episodio si quiere evitar repetir los mismos errores en el futuro. La primera es que las normas poco claras crean lagunas. Los corredores y los equipos siempre se aprovecharán de las zonas grises no reguladas si creen que les proporcionarán una ventaja competitiva, y la única forma de evitarlo es que los órganos de gobierno actúen de forma preventiva, identificando los nuevos métodos de entrenamiento antes de que se generalicen.

Desde los albores del dopaje en el deporte, ése ha sido siempre el quebradero de cabeza de los organismos rectores: los tramposos (o, en este caso, los que están en la sombra) siempre van un paso por delante.

La segunda lección es que la salud debe primar sobre el rendimiento. El hecho de que los corredores estuvieran dispuestos a inhalar un gas tóxico para mejorar su resistencia debería ser alarmante, y plantea serias cuestiones éticas y morales sobre hasta dónde están dispuestos a llegar los equipos y los corredores.

La tercera lección, y quizá la más importante, es que el ciclismo no puede permitirse seguir repitiendo los errores del pasado. Este deporte ha luchado mucho para superar los escándalos de dopaje de los años 90 y 2000, pero una y otra vez se ve envuelto en nuevas polémicas. Si el ciclismo se toma en serio la limpieza de su imagen, debe poner en marcha un marco regulador proactivo en lugar de continuar con este ciclo de controversias y acciones tardías.

La decisión de la UCI de prohibir la reinhalación de monóxido de carbono es un paso importante, pero es sólo una parte de un problema mucho mayor. El ciclismo lleva mucho tiempo luchando por equilibrar la innovación con la ética, y mientras los equipos sigan buscando nuevas ventajas competitivas, seguirán apareciendo métodos controvertidos.

Esta última polémica debería servir de llamada de atención, como si el ciclismo no hubiera tenido ya suficientes. El deporte debe ser más claro en sus reglas, más rápido en sus respuestas y más proactivo en la protección de los ciclistas. Si el ciclismo no aprende de este episodio, sólo será cuestión de tiempo que surja la próxima polémica de la zona gris.

La prohibición puede poner fin al debate sobre el monóxido de carbono, pero la lucha del ciclismo contra la mejora del rendimiento dista mucho de haber terminado.

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