La primera prueba de la Copa del Mundo de ciclocross 2023/2024 está programada para el próximo domingo en Waterloo, Estados Unidos. Ciclistas y séquito cruzarán el océano Atlántico esta semana para un ciclocross, que no es bien recibido en todas partes.
"Una locura", la llamó Jurgen Mettepenningen, del Pauwels Sauzen-Bingoal, en Sporza. "Viajamos hasta Estados Unidos para una carrera de una hora. Salimos el viernes y volvemos el lunes. Somos ocho los que vamos a Waterloo: cuatro corredores y cuatro miembros del personal. Nos cuesta entre 20.000 y 25.000 euros por tres o cuatro días", explica.
El Circus-ReUz-Technord, la formación de Bart Wellens, incluso encaja perfectamente. "Quien no corra en América tendrá, por supuesto, una posición de salida menos favorable para el próximo cross, pero eso no compensa los costes totales. Además, el equipo no tiene realmente intereses de patrocinio que defender en América, en comparación, entre otros, con el equipo Nys."
"No va en la buena dirección", asegura el ex corredor de cross Dieter Vanthourenhout. "En países como Alemania y Suiza, donde hay circuitos preciosos, es necesario organizar Copas del Mundo".