Virenque y el paripé político del mayor escándalo de dopaje de la historia del Tour de Francia: "Cuando ganó la izquierda fueron a por mí"

Ciclismo
martes, 15 julio 2025 en 9:02
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Acabamos de ver con los casos de positivo de Jannik Sinner e Iga Swiatek en el tenis que el doping no es un tema meramente deportivo. La política, los intereses económicos y las presiones están muy presentes. El ejemplo más claro en el mundo del ciclismo lo tuvimos con Lance Armstrong, protegido por la UCI durante años.
Hoy Marca habla con Richard Virenque, mito del ciclismo francés de los noventa, siete veces ganador del GP de la Montaña (bochornoso como le dejaron superar a Bahamontes ganando 2 al final de su carrera cuando estaba acabadísimo).
El galo fue el gran protagonista de uno de los episodios más bochornosos de la historia del ciclismo, el caso Festina, cuando el Gobierno francés (ahora sabemos que por motivos políticos y no buscando en ningún caso ni la justicia deportiva, ni la salud de los deportistas ni nada parecido como demostraron luego con Armstrong en la década posterior), decidió ir a saco contra el dopaje en el pelotón (aunque como hemos dicho lo único que hizo fue culpar al Festina tras ser cazado en Bélgica Willy Voet, el masajista del equipo, con productos dopantes.
Virenque en Marca afirma que él fue un chivo expiatorio y que no se dopó (es cierto que no dio positivo). Es complicado pensar que en un Tour en el que cazaron a 100 dopados (aunque luego no hubo cambios en las clasificaciones ni descalificaciones (eso sólo para Armstrong) él no estuviera implicado. En todo caso, el chiringuito político-mediático que montaron contra él hay que reconocer que tiene tintes conspiranoicos:
"En mi caso, todo se complicó con el contexto político. Yo era un ciclista muy vinculado a Jacques Chirac. En 1997, cuando quedé segundo en el Tour, Chirac era presidente de Francia y había un cambio de poder: la izquierda, con Marie-George Buffet, entraba al Gobierno. Chirac, que me apreciaba, incluso había dicho públicamente que yo ganaría el Tour del 98. Era el niño mimado de la derecha".

¿Chivo expiatorio?

Continúa explicando cómo le detuvieron. Hay que recordar que hubo sentada del pelotón cuando la policía gala entró a saco en los buses de todos los equipos y en los hoteles buscando productos dopantes y que los equipos españoles de la época se fueron de aquel Tour de Francia de 1998 en bloque:
"No me detuvieron en cualquier sitio, sino en Corrèze, el pueblo de Chirac. Fue algo simbólico. La policía me arrestó justo allí. Me tuvieron bajo custodia tres veces, 72 horas cada una. Y siempre di negativo en los controles. Nunca tuve un positivo. Pero aun así, me interrogaron como si fuera el cerebro de una red de dopaje. Dijeron que yo incitaba a mis compañeros a doparse. ¿Te lo imaginas? No era así. En un equipo hay doctores, hay una estructura. No puede recaer todo sobre un corredor".
En la parte menos creíble de su relato (en mi opinión), Virenque sigue afirmando que él no se dopó y que sólo lo confesó por presiones:
"La justicia me señaló, se centró en mí. El juez que llevó mi caso, Gilbert, fue condenado años después por corrupción. ¡Ese juez terminó en la cárcel! Eso lo dice todo. Fue una caza de brujas. Un montaje político para atacar al entorno de Chirac. Y yo, por ser su símbolo en el deporte, pagué el precio. Tras toda esa presión, me chantajearon. Me dijeron que, si hablaba, si confesaba, todo iría mejor. Así lo hice. Y entonces, aunque no tuve condena penal, me suspendieron un año. Me quitaron un Tour. Mientras tanto, otros compañeros, que sí dieron positivo en los controles, recibieron tres meses de sanción. Tres. Yo, que no tuve positivo, uno entero. ¿Es justo?".
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