Vincenzo Nibali está entrando en la última semana de su carrera como ciclista profesional, pero tendrá grandes ambiciones hasta el final, ya que tiene la vista puesta en
Il Lombardia,y está mostrando un buen estado de forma estos días.
Al final de la Coppa Agostoni de ayer, donde el veterano terminó octavo en la jornada, comentó lo siugiente: "Los nueve corredores más fuertes estaban al frente. Pero después de la última subida no hubo oportunidad de atacar. Lo intenté, al igual que Formolo, pero el ritmo nunca bajó de 50 km/h... Pero las piernas estaban bien".
Nibali formó parte de un grupo de nueve corredores que se desmarcó del pelotón en la cima final, y no tuvo más remedio que ir de frente con ellos en un sprint. El corredor del Astana Qazaqstan Team no tuvo las piernas necesarias para superar a Sjoerd Bax y a otros corredores de la talla de
Alejandro Valverde, pero dio buenas señales de cara a la semana que viene, sobre todo porque se trataba de su regreso a la competición.
"Llevo mucho tiempo sin correr después de la Vuelta, así que ha sido un buen test. Lombardía es el objetivo más importante para mí este otoño", admite. "Hoy las piernas han reaccionado bien, veremos cómo va en la Tre Valli Varesine. Pero Lombardía es todavía sesenta kilómetros más larga, así que eso también puede marcar la diferencia".
Ganador del monumento en 2015 y 2017, Nibali se dirigirá al norte de Italia con la ambición de luchar por un resultado destacado después de haber visto su buen estado de forma en el Giro de Italia de este año.
"Es bonito ver a estos cuatro viejos delante. Al igual que Valverde, voy a Lombardía con el deseo de dejar mi huella en la carrera. Sabemos que será difícil, pero queremos intentarlo", concluyó.