Mathieu van der Poel se ha proclamado campeón del mundo tras ganar el
Mundial de Glasgow. Es el primer neerlandés que lo consigue en 38 años y admite que es su victoria más importante en carretera hasta la fecha:
"Significa todo. Es uno de los grandes objetivos que tenía todavía, creo que completa mi carrera, creo que es mi mayor victoria en la carretera y no puedo imaginarme vestir un año de arcoíris".
Sobre el momento del ataque, vio que van Aert, Pogacar y Pedersen no iban del todo bien y aprovechó para intentarlo y dejarle:
"Sabía que era el momento más duro de la carrera porque luego había una bajada y otra vez la llegada. Me sentí muy fuerte y que los demás no iban también, no esperar crear la diferencia tan pronto pero cuando vi que los demás no me seguían me dio alas y lo di todo, volé hasta la caída".
Lógicamente, por un momento tras la caída pensó que todo se acababa para él, pero pudo levantarse y seguir rodando hasta la meta. Así lo contaba:
"Por un momento creí que se había acabado. No es que sea estúpido, no estaba tomando riesgos, en ningún caso, en esa curva había algo en el suelo. Me sentí muy mal conmigo mismo, pero no estaba tomando riesgos, sólo tenía que no caerme, antes de la caída ya tuve algún momento complicado, fue difícil. El hecho de ganar con la caída no voy a decir que haga la victoria más bonita, si esto me hubiera costado el título no hubiera salido en un par de días".
Se toma el triunfo como una revancha personal tras lo que le sucedió en Australia el año pasado:
"El triunfo significa mucho para mí. Es una revancha por lo del año pasado. Es un sentimiento increíble".