Carlos Verona cree que
Lidl-Trek por fin ha encontrado el líder de grandes vueltas que buscaba, y no le inquieta en absoluto la llegada de
Juan Ayuso. De hecho, el madrileño de 33 años defiende que las grandes personalidades son esenciales para ganar las carreras más importantes del calendario, y da la bienvenida al ex prodigio de UAE Team Emirates - XRG en lo que define como un entorno “humano” y “equilibrado”.
En declaraciones a Domestique, Verona encuadra el fichaje de Ayuso no como una alteración de la jerarquía existente en Lidl-Trek, sino como la pieza que faltaba en su estrategia a largo plazo.
“Una de las fortalezas de este equipo es que realmente te dejan ser tú mismo”, explicó. “Y además, todos los grandes campeones tienen un carácter fuerte, ¿no? Todos tienen algo especial. Algunos lo muestran más en los medios, otros se lo guardan dentro, pero todos tienen algo especial: por eso ganan.”
Verona considera que la atmósfera de Lidl-Trek —y la estabilidad de su núcleo— permitirá a Ayuso resetear tras su turbulenta salida de UAE. Tras convivir con él durante los Mundiales de Kigali, rechaza la imagen pública de un joven talento errático.
“Creo que a veces en los medios no vemos su mejor versión, pero me parece un buen tipo”, dijo Verona. “Creo que podemos ofrecerle un buen ambiente, así que espero que pueda empezar un nuevo capítulo de su carrera de otra manera.”
Un gregario veterano que asume la responsabilidad del liderazgo
Las palabras de Verona pesan no solo por su veteranía, sino porque encarna el espíritu de equipo que ahora aspira a transmitir a Ayuso. Mucho antes de su destacada victoria de etapa en
el Giro 2025, ya se había labrado una trayectoria definida por el trabajo, la humildad y una nítida comprensión de sus fortalezas.
Aprendió pronto que no serían los resultados los que definirían su identidad, sino el servicio. “Cuando eres gregario, trabajas para un equipo, ¿no?”, dijo al recordar su triunfo en el Giro. “No era el momento de emocionarse; era el momento de concentrarse y hacerlo todo lo mejor posible.”
Pero las reflexiones de Verona van más allá de la imagen icónica de su triunfo en Asiago con su familia esperándole en meta. Se ha mostrado cada vez más crítico con lo que el ciclismo moderno pasa por alto en su obsesión por los vatios.
“Hoy en día todo el mundo puede hacer números muy buenos, ¿no?”, afirmó. “Pero al final, creo que el ciclismo profesional es mucho más que números. Vivimos juntos un mes, lejos de nuestras familias, así que tenemos que luchar unidos como equipo. Para eso, necesitas a la gente adecuada.”
Esa filosofía explica por qué Lidl-Trek le ofreció una inusual renovación de tres años a los 33, un contrato que sorprendió por su duración pero que cobra todo el sentido a la luz de su influencia.
Carlos Verona se llevó una brillante etapa en el Giro de Italia a comienzos de este año
Un corredor forjado por la experiencia — y sin miedo a hablar claro
Parte del peso específico de Verona procede de cómo aborda los temas más incómodos. Sus críticas a la gestión de la Vuelta ante protestas cargadas de contenido político —y la posterior reacción en redes— podrían haberle llevado al silencio. En lugar de eso, redobló su convicción de que los corredores quedaron expuestos por la falta de liderazgo de los organismos rectores.
“Solo intentaba decir que me entristecía que el deporte se utilizara para fines políticos”, explicó a Domestique. “Pasaban muchas cosas alrededor de la carrera que no podíamos controlar. Creo que estuvimos expuestos a un riesgo innecesario.”
También afrontó, sin evasivas, las críticas que recibió en España por su residencia en Andorra, un asunto que la mayoría evita tratar en público. “No es simplemente mi dirección postal”, dijo. “Cuando eres ciclista profesional, pasas casi 180 días al año en la carretera, y necesitas un lugar que te permita sacar el máximo de tu carrera en lo financiero y también en entrenamientos. Para mí, Andorra es la mezcla perfecta.”
Ese vínculo andorrano va más allá del estilo de vida. Verona ayudó a lanzar la nueva Andorra MoraBanc Classica y sigue implicado en su organización, un raro ejemplo de corredor en activo que da forma a una carrera desde dentro. “El ciclismo exige mucho físicamente pero no tanto mentalmente. Para equilibrar, quise dedicar tiempo a otra cosa, y ese ‘algo’ ha sido esta carrera”, comentó.
La mirada puesta firmemente en los próximos tres años
Pese a todo lo logrado —diecisiete grandes vueltas, una etapa en el Dauphiné y una de sus mejores temporadas en 2025—, Verona cree que su logro más significativo aún está por llegar.
“Lo que realmente me falta por hacer en el ciclismo es ganar una grande con un compañero”, admitió. “Creo que he hecho 17 grandes vueltas y nunca lo he conseguido, así que de verdad espero que podamos lograrlo en los próximos tres años.”
Con Lidl ya como propietario total del equipo, una inversión al alza en todos los departamentos y Ayuso asumiendo el papel de líder franquicia, esa ambición ya no suena remota. El español ha encontrado el rol para el que nació: no el de ganador, sino el de pilar, un corredor que cohesiona a una generación.
Y si Ayuso levanta un trofeo de gran vuelta con los colores de Lidl-Trek, Verona casi seguro estará a su lado.