Por primera vez en una década, un estadounidense se ha alzado con la victoria en una Gran Vuelta: Sepp Kuss se hizo con el maillot rojo en la Vuelta a España. Ahora, el corredor de 29 años espera inspirar a más compatriotas y recuperar el deporte en Estados Unidos.
"Por supuesto que no es el Tour de Francia, pero es un gran paso adelante. Cada vez más gente se da cuenta de lo que significa para Estados Unidos", cita In de Leidestrui a Kuss en una rueda de prensa posterior a la Vuelta a España. "Espero haber podido también inspirar a mucha gente u ofrecer nuevas perspectivas en el campo del ciclismo. En cualquier caso, las cosas van bien para el ciclismo estadounidense, ya que chicos como Matteo Jorgenson, Neilson Powless y Brandon McNulty también están demostrando grandes cosas".
Lamentablemente, en Estados Unidos, el ciclismo sigue viéndose como un deporte empañado por las polémicas de antaño, con una nube negra que se cierne sobre las carreras ciclistas profesionales. "Mucha gente en mi país aún recuerda la época de Lance Armstrong. Estaría bien que esa imagen cambiara un poco", dice Kuss. "Sin embargo, me sigue resultando difícil decir si Estados Unidos necesita realmente un nuevo corredor de clasificación, porque no estoy seguro de cómo evolucionará nuestro amor por las carreras".
Al parecer, el propio Kuss no tiene ningún interés en cambiar su papel más habitual de supergregario por las presiones de ser un contendiente habitual en las Grandes Vueltas, especialmente en la más conocida de las carreras ciclistas, el Tour de Francia. "Es algo muy diferente a la Vuelta. Además, la Vuelta es una carrera que sencillamente me va mejor. En el Tour las cosas son mucho más nerviosas. Las etapas de transición en Francia son también mucho más difíciles. Las subidas también me convienen menos, porque en general son menos empinadas", explica. "Probablemente volveré a ser un supergregario el año que viene, ¡aunque el papel de comodín también me apasiona!".