La temporada 2025 ha comenzado ya de manera oficial. Este martes, Sam Welsford se ha hecho con la primera victoria del año. El ciclista australiano ha arrasado en el esprint de la etapa 1 del Tour Down Under.
Welsford no tuvo una temporada 2024 fácil, pero algo que sí le fue bien fue el Tour Down Under, donde dominó los esprints. Podríamos estar viendo cómo se desarrolla la misma situación 12 meses después, ya que el velocista del Red Bull - BORA - hansgrohe al menos ha empezado con las mismas sensaciones.
"Joder, me estoy cansando y hartando de tener que hacer siempre un esprint tan largo", bromeó al comienzo de una entrevista posterior a la carrera. Era un Welsford de buen humor tras haber podido repetir su hazaña de 2024 al ganar la etapa inaugural y hacerse con el maillot ocre.
Ha sido un final increíblemente rápido, con algunas curvas reviradas y pendientes descendentes, lo que ha provocado unos minutos muy tensos e incluso una caída cerca de la cabeza. "En cada curva, los corredores se lanzaban por debajo y en un momento dado teníamos que dejarnos caer un poco hacia atrás, para luego volver a remontar. Los chicos lo han hecho muy bien. Hemos sido el único equipo que ha rodado en cabeza todo el día y estoy muy contento de poder recompensar a los chicos con una victoria".
El equipo alemán, como era de esperar, consiguió llevar a Welsford al esprint en primera posición, gracias al trabajo del especialista Danny van Poppel. Pero Welsford cree que salió demasiado pronto: "En realidad, incluso creo que tomé el relevo de Danny demasiado pronto. Él tenía más gasolina, pero hizo un trabajo tan bueno y llevaba tanto tiempo en cabeza... que nos pusimos en cabeza bastante pronto y fue difícil controlarlo desde esa posición".
Todavía en el esprint consiguió mantener a raya a Matthew Walls, mientras que Matthew Brennan, de Visma, se acercó en los metros finales, pero no lo suficiente como para batir al joven de 29 años.
"Sentía venir a los otros velocistas. Cuando empecé, miré y pensé: oh, todavía está lejos", describió. "Al final los vi venir, pero las piernas ya me ardían por completo a falta de cincuenta metros. Pensé que lo tenía, pero apareció otro. Pero yo ya estaba tan cocido que ni siquiera podía lanzar los brazos al aire".