Alentado por un ejército de seguidores eslovenos que acudieron en masa al Monte Lussari,
Primoz Roglic remontó su desventaja con Geraint Thomas y se hizo con la Maglia Rosa. Ahora, Roglic ha rendido un caluroso homenaje a los que viajaron para animarle.
La brutal ascensión del Monte Lussari está situada justo en la frontera entre Italia y Eslovenia, por lo que para Roglic y sus seguidores, ésta era casi como una carrera en casa. "He pasado toda mi vida a pocos kilómetros de aquí, también cuando hacía saltos de esquí. Puedes ver la multitud y la energía que dan", dijo un emocionado líder del
Jumbo-Visma. "Realmente no me importaba el resultado final, cuando supe la multitud que habría aquí, en mi territorio, se me puso la piel de gallina".
En los últimos años, Eslovenia se ha convertido en una especie de semillero de talentos ciclistas. De hecho, entre Roglic y su compatriota Tadej Pogacar, 6 de las 11 últimas Grandes Vueltas han sido ganadas por corredores eslovenos. Naturalmente, esto ha llevado a la pareja a convertirse en iconos muy queridos en su país natal y, para Roglic, esa sensación es algo increíblemente especial.
"Ser una persona a la que la gente viene a apoyar es especial. Estoy muy orgulloso de ser esa persona. Definitivamente recordaré este día el resto de mi vida", explica. "Es injusto comparar victorias, decir cuál es más o menos. Pero esto dice quién soy, siempre tengo esperanza y sigo luchando. Esa es la historia de mi Giro".
"La generación joven nos está empujando, pero los viejos todavía estamos por aquí", prosigue, haciendo referencia al hecho de que ahora tiene 33 años, mientras que el hombre al que derrotó por la Maglia Rosa por 14 segundos, Geraint Thomas cumplió recientemente 37. "Me hago mayor y vivo experiencias diferentes, todavía estoy aprendiendo y seguiré aprendiendo, así que seguiré desafiándome a mí mismo".