El Soudal - Quick Step esperaba que la Paris-Roubaix fuera un punto de inflexión para ellos, pero sus planes se vieron frustrados por diversos problemas, como problemas con la cadena, pinchazos y una grave caída.
"¿Qué más puedo decir? No tengo ganas de hablar, llama a otro", fueron las palabras exactas del patrón
Patrick Lefevere tras presenciar la actuación de su equipo. Ninguno de los corredores consiguió situarse entre los 20 primeros, y
Tim Merlier e
Yves Lampaert se conformaron con los puestos 23º y 24º.
La carrera terminó prematuramente para
Kasper Asgreen, Davide Ballerini y Bert Van Lerberghe, ya que se vieron obligados a retirarse debido a caídas y pinchazos. "En el primer tramo adoquinado, Kasper Asgreen bloqueó su desviador, Ballerini y Sénéchal pincharon en el segundo tramo, donde también cayó Van Lerberghe. Mientras tanto, Asgreen tuvo otro pinchazo y no mucho después se cayó en el Bos van Wallers", dijo el director Wilfried Peeters.
Aunque admite que la mala suerte no tiene toda la culpa. "Pero no puedo negar que no sólo hubo mala suerte. Si estás en la parte delantera de la carrera, tienes menos posibilidades de accidentes y caídas. No hay que dejarse notar, aunque estemos decepcionados. Y trabajar duro para conseguirlo, porque no se tiene una segunda oportunidad. Sabemos cuánta gente trabaja al 110% por nosotros", concluyó Peeters.