Mads Pedersen no ocultó que su gran objetivo para 2025 era la
París-Roubaix. El danés llegó en plena forma a los adoquines franceses y así lo demostró durante gran parte de la jornada. Sin embargo, sus sueños de conquistar la carrera se vieron frustrados por un inoportuno pinchazo justo cuando intentaba responder a un ataque de Tadej Pogacar.
Se llegó a comentar que el pinchazo fue culpa de Pedersen, que habría perdido el control al intentar seguir al campeón del mundo. "Pedersen pinchó cuando intentaba cerrar un hueco tras un ataque de Pogacar. Se vio cómo se desplazó hacia un lado y golpeó algo. Estaba en una zona donde el riesgo de pinchazo es mayor. Fue consecuencia de reaccionar al movimiento de Pogacar", explicó Johan Bruyneel en su pódcast The Move. No obstante, el propio Pedersen negó tajantemente esa versión:
"He escuchado todo tipo de comentarios ingeniosos diciendo que pinché por meterme en la grava", replicó el ex campeón del mundo en el pódcast Lang Distance. "Pero la realidad es que, una vez que pinchas, ya no puedes rodar sobre los adoquines. Pinché mucho antes de acercarme al borde de la carretera".
Más que el pinchazo en sí, lo que verdaderamente arruinó las opciones de Pedersen fue, como él mismo explicó, el momento en que ocurrió y la dificultad que tuvo el coche de asistencia del Lidl-Trek para llegar hasta él. "Era el único tramo del recorrido en el que los coches no estaban justo detrás de nosotros", lamentó Pedersen. "La gente dice: 'Sí, pero Mathieu van der Poel también pinchó'. Claro, pero él tenía el coche justo detrás. Perdió 15 segundos con su pinchazo. Yo estuve parado más de un minuto antes de que el coche me alcanzara. No se puede pedir peor cronometraje".
A pesar del contratiempo, Pedersen no se dio por vencido. Bajó la cabeza y, con paciencia y determinación, fue recuperando posiciones, superando a corredor tras corredor hasta asegurar, finalmente, un puesto en el podio de Roubaix por segundo año consecutivo.