La razón por la que el fracaso de Wout van Aert en el inicio del Giro de Italia es positivo

Ciclismo
sábado, 10 mayo 2025 en 1:00
woutvanaert
El Giro de Italia 2025 ha comenzado para Wout van Aert igual que las clásicas de primavera: perdiendo una victoria. El belga fue derrotado en el esprint final por su némesis actual, Mads Pedersen, que se hizo con la maglia rosa.
El danés, excelentemente lanzado por Mathias Vacek, se adjudicó la etapa inaugural y se enfundó la maglia rosa, mientras que Van Aert tuvo que conformarse con el segundo puesto. A pesar del desenlace, es un resultado que invita más al optimismo que al desaliento, sobre todo si revisamos antecedentes recientes.
Van Aert continúa buscando su primer triunfo de la temporada 2025. Mayo ha llegado y su casillero sigue vacío, una rareza tratándose de un ciclista de su categoría. Ha rozado el éxito en múltiples ocasiones durante la primavera, pero la línea de meta se le sigue resistiendo. Esta apertura del Giro se suma a una lista de llegadas frustrantes, con Orluis Aular completando el podio y el belga quedando, una vez más, al borde.
Sin embargo, desde mi punto de vista, las señales siguen siendo claramente alentadoras.
Basta mirar atrás para entenderlo. En dos de sus mejores participaciones en grandes vueltas —el Tour de Francia 2022 y la Vuelta a España 2024— Van Aert arrancó con tropiezos antes de erigirse como figura destacada.
En la Vuelta del año pasado, llegó como gran aspirante al maillot rojo en la primera jornada, pero Brandon McNulty le aventajó por escasos tres segundos. La frustración continuó en la segunda, con Kaden Groves imponiéndose al sprint. Dos etapas, dos reveses mínimos. Pero lejos de hundirse, respondió con contundencia.
Su sequía terminó en la tercera fracción, logrando la victoria y arrebatando el maillot verde a Groves. Luego repitió en la séptima y décima jornadas. De no haber sido por su grave caída en la decimosexta, probablemente habría sumado más. Acabó la carrera con tres etapas ganadas, un paso por el liderato general y el título de corredor más visible del evento. Todo ello, tras un arranque titubeante.
El patrón fue similar en el Tour 2022, quizá la mejor versión del belga. Arrancó con tres segundos lugares consecutivos en Dinamarca. Estuvo cerca, pero sin recompensa. Aun así, su regularidad le permitió vestir tanto el maillot amarillo como el verde cuando la carrera cruzó a territorio francés.
Y entonces llegó la cuarta etapa. Teóricamente apta para velocistas, pero Van Aert y Visma tenían otro plan. A 10 kilómetros del final, atacaron en la Côte du Cap Blanc-Nez. El belga coronó en solitario y no miró atrás. Ganó con autoridad y celebró extendiendo los brazos como un ave en vuelo.
Ese fue solo el inicio. También triunfó en la octava jornada y en la contrarreloj del día 20. Además, desempeñó un papel clave en la victoria de Jonas Vingegaard. Un inicio decepcionante dio paso a una campaña que marcó su trayectoria, y siempre recordaremos sus “alas” en aquella etapa simbólica.
Por eso, cuando Van Aert comienza segundo en una gran ronda, la historia sugiere que no hay motivo para alarmarse, sino razones para ilusionarse. Suele ser el preludio de algo mayor.
Es cierto que ha tenido un arranque discreto en 2025, pero no es algo inédito. En 2024, también empezó sin estridencias. Fue décimo en la Clásica de América y ocupó el puesto 45 en Jaén. Su primer éxito llegó en la tercera etapa de la Volta ao Algarve, su quinta prueba del curso. En 2023, tuvo que esperar hasta el 24 de marzo para imponerse en la E3 Saxo Classic. Solo en 2022 arrancó con fuerza, ganando la Omloop Het Nieuwsblad, lo que presagió una temporada brillante.
¿La enseñanza? Van Aert no necesita comenzar con fuegos artificiales para firmar un año memorable. Sus campañas más sólidas han surgido de una forma que madura con el tiempo, justo como ahora.
La primera jornada del Giro no le dio el premio que ansía, pero confirmó que está cerca. Muy cerca.
Su primavera ha sido un relato de frustraciones reiteradas: cuarto en Flandes, París-Roubaix y Amstel Gold; segundo en A Través de Flandes y la Flecha Brabanzona. Ahora, otra vez segundo. Siempre al borde, pero sin cruzar primero. Aun así, las señales de recuperación son claras. Haber estado tan cerca en su regreso tras la enfermedad demuestra que sus piernas responden.
Además, esta etapa tenía un valor simbólico. No solo marcaba su debut en el Giro, sino que ofrecía la oportunidad de sumar victorias en las tres Grandes Vueltas. Ese objetivo sigue pendiente, pero el hambre por lograrlo es evidente. Van Aert vive para los grandes desafíos y está en Italia con una misión.
Y no está solo. El Visma - Lease a Bike ejecutó su plan con precisión, y el belga tuvo el respaldo necesario. La diferencia no estuvo en la estrategia, ni en la forma física, ni en la actitud: se redujo a detalles.
A veces, en el ciclismo, el momento lo es todo. Y el de Wout van Aert se acerca.
Hoy no se vistió de rosa, pero ha regresado al máximo nivel, compitiendo en los sprints más importantes, al inicio de una carrera de tres semanas. Si nos fiamos de su historial, sería un error apostar en su contra.
Porque cuando Van Aert falla en una etapa inicial, suele estar escribiendo el prólogo de algo inolvidable.
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