La mujer de una estrella del pelotón sufrió un importante robo durante la París-Roubaix: "Estaba tan decepcionada con este mundo"

Ciclismo
miércoles, 16 abril 2025 en 2:00
parisroubaix arenberg

Mientras el pelotón se abría paso entre el polvo y los adoquines de la París-Roubaix, y Pauline Ferrand-Prévot celebraba su histórica primera victoria en la edición femenina, una historia muy distinta se escribía lejos de los focos, entre la decepción y la impotencia. Elke Bleyaert, esposa del ciclista belga Jasper Stuyven, vivió un fin de semana marcado no por la gloria deportiva, sino por el desconcierto de ser víctima de un robo devastador.

Bleyaert había asistido como aficionada y acompañante a la prueba femenina, disfrutando del espectáculo deportivo con un grupo de amigos. Sin embargo, al regresar al coche tras la carrera, la escena fue desoladora: el vehículo había sido forzado y saqueado por completo. Dos bicicletas, un portátil, una maleta, una mochila, ropa de ciclismo y un disco duro —todo desaparecido.

La gravedad del robo no se limitaba a lo material. En su mochila, Bleyaert llevaba años de trabajo, almacenados en su portátil y su disco duro. "Es literalmente todo mi mundo", escribió más tarde en redes sociales, con un tono desgarrador. "Trabajo desde cualquier parte del mundo... y ahora, todo se ha esfumado".

La visita a la comisaría, que duró dos horas, no hizo sino reforzar su sensación de desamparo. "Cuando la policía te dice 'bienvenida a Roubaix', como si esto fuera algo normal... te das cuenta de que no tienes ninguna esperanza", relató.

Aún más frustrante fue descubrir, gracias a una aplicación de rastreo, que su portátil se encontraba a apenas un kilómetro de distancia. Pero la respuesta de las autoridades fue tan fría como ineficaz: "No cuenta como prueba". Bleyaert confesó que la policía prometió vigilar la zona, pero días después, no había novedades. "Lo más frustrante no fue solo el robo, sino saber dónde estaba parte de lo robado y no poder hacer nada", lamentó. "La calle estaba bastante concurrida, había coches y peatones todo el tiempo. No era un lugar apartado ni peligroso a primera vista".

La propia Bleyaert reconoció que era consciente de los riesgos que suelen rodear al fin de semana de la París-Roubaix. Pero esperaba más. Esperaba protección, vigilancia, responsabilidad institucional. "El aparcamiento estaba lleno por la mañana. No tuvimos más remedio que dejar el coche en la calle", explicó. "Cubrimos todo lo que pudimos: la bici, la mochila, la maleta... hasta eché abrigos encima para que pareciera desordenado. Pero no fue suficiente. Se lo llevaron todo".

aplausos 0visitantes 0

Solo En

Novedades Populares