De todos los cambios necesarios en el ciclismo profesional que se reclaman tras la caída y fallecimiento de
Muriel Furrer, el sistema de seguimiento por GPS es el más notable. Se trata de algo actualmente obligatorio en las pruebas de élite, tanto masculinas como femeninas; pero su ausencia en las pruebas júnior durante el
Mundial de Zúrich impidió a la organización de la carrera encontrar a la corredora suiza después de que se estrellara en una zona boscosa lejos de la vista de prácticamente todo el mundo.
Según informa Blick, dos corredoras se encontraban cerca de Furrer en el momento de su caída durante la prueba femenina junior de carretera, pero ninguna vio directamente el accidente ni supo de las consecuencias en ese momento. Tardaron hora y media en encontrarla, después de constatar que no había terminado la carrera ni había pasado antes por la línea de meta.
"Esto se podría haber evitado. Ahora se puede integrar un sistema de seguimiento en todos los ordenadores o cascos de bicicleta, para estar siempre detectables, sobre todo en caso de caída", declaró a Sporza el comentarista y experto belga
José De Cauwer. "Desde este desafortunado incidente, debería ser obligatorio. Los sistemas existen, así que no hay que darle más vueltas".
Las muertes siguen una preocupante tendencia al alza en este deporte en los últimos años y, a pesar de la aplicación de algunas normas y protocolos nuevos, no ha sido suficiente para evitar otra tragedia. Pero esto podría hacerse, utilizando algo a lo que los juniors no tuvieron acceso este fin de semana: Seguimiento GPS en la bicicleta (posiblemente en un dispositivo GPS, en el número de dorsal o incluso en el equipamiento del corredor); lo que permitiría a la organización de la carrera conocer la ubicación de los corredores en todo momento.
"Además, evitar las caídas nunca será posible al cien por cien, sobre todo ahora que la velocidad aumenta. Pero sin duda aún hay margen de mejora y todos tenemos que seguir buscándolo", argumenta De Cauwer. Entre los consejos que da también figura una opción menos popular, que es el uso de airbags específicos, utilizados ya en otros deportes, aunque naturalmente sería más difícil de implantar en la actualidad.
"Ya se ha invertido mucho tiempo y energía en crear un sistema de airbag. Ya existe en los deportes ecuestres, por ejemplo. Costará mucho dinero perfeccionar esa tecnología y un reto aún mayor encontrar un inversor para ella, de modo que llegue a un punto en el que todo el mundo esté preparado para montar con ella", explica. "Pero de momento estamos muy lejos de eso... Nunca hay que dejar esa elección en manos de los pilotos, que tendrían que sacrificar velocidad. Tendrá que ser obligatorio".