El
Mundial en Kigali prometía un duelo de la década entre
Tadej Pogacar y
Remco Evenepoel, pero la batalla nunca llegó a materializarse. Pogacar se lanzó hacia su segundo maillot arcoíris, mientras Evenepoel luchaba tanto contra la mala fortuna como contra sus rivales, obligado a realizar dos costosos cambios de bicicleta.
Los comentaristas belgas, Karl Vannieuwkerke y José De Cauwer, consideran que el resultado deja asuntos pendientes para el
Campeonato de Europa del próximo domingo en Francia. A pesar de meses de debate sobre el circuito ruandés, Vannieuwkerke sintió que los organizadores acallaron a los escépticos. “Se habló mucho de este recorrido, pero Ruanda cumplió completamente con las expectativas”, afirmó en el análisis posterior a la carrera para Sporza. De Cauwer coincidió: “Este tenía que ser un Mundial para los escaladores, y eso es exactamente lo que fue”.
Evenepoel aún logró salvar la plata, algo que De Cauwer defendió con firmeza. “El segundo puesto de Remco es un gran logro. No debes restarle importancia: debería estar satisfecho tras un rendimiento así”. Sin embargo, ambos analistas coincidieron en que la forma en que se desarrolló la carrera dejó espacio para la frustración.
El primer punto de inflexión llegó en el Monte Kigali, donde el ataque de Pogacar coincidió con los problemas de sillín de Evenepoel. “Esa subida fue crucial”, explicó Vannieuwkerke. “Pogacar se marchó y Remco perdió contacto”.
Pero De Cauwer desestimó las especulaciones sobre lo que pudo haber sido: “Ese ‘supone’ es demasiado. Lo que realmente importó vino después. Ese segundo cambio de bicicleta nunca debió haber sucedido. No puedes excusarlo, ni siquiera a nivel amateur".
En la empinada subida de Kimihurura, Evenepoel se vio obligado a detenerse ante el caos que se desataba detrás. “Sabía que tendría que parar allí, porque el coche de apoyo simplemente no puede pasar cuando la carrera se rompe”, señaló De Cauwer. “Ahí se perdió la carrera. Cedió 42 segundos solo por estar parado”.
Vannieuwkerke sugirió que la frustración pudo nublar el juicio del belga. “¿Hubo un elemento de decepción en ese segundo cambio que le impidió pensar con claridad?” preguntó. De Cauwer estuvo de acuerdo: “Sí. Normalmente Remco brilla cuando todo va según lo previsto, pero puede que se estuviese preguntando: ¿cómo pudo pasarme esto?”.
Hubo otros episodios que pudieron cambiar el rumbo. El accidente de Ilan Van Wilder, por ejemplo, podría haber ofrecido una alternativa. “¿Podría haberle dado su bicicleta a Remco?” se preguntó Vannieuwkerke. “Absolutamente”, respondió De Cauwer. “He dicho durante todo el año que Ilan siempre debería estar ahí con un repuesto. Era el segundo hombre en fila, y nos faltaba. ¿Habría cambiado el resultado? Es difícil saberlo”.
Evenepoel no salió nada contento del Mundial.
Pogacar, el mejor
Sin embargo, el panorama general fue claro: Pogacar volvió a demostrar su inquebrantable serenidad. “Incluso cuando se quedó solo, no cayó en el pánico”, dijo De Cauwer. “Podría haber dudado, pero en cambio manejó la situación a la perfección. Esa es la marca del corredor más fuerte del mundo”.
La atención se dirige ahora al Campeonato de Europa. El trazado puede carecer del prestigio de un título Mundial, pero la participación será aún más feroz. “¿Quizás hay una revancha el domingo?” plantea Vannieuwkerke con intriga. “A lo mejor no tiene el prestigio de un Mundial, pero la participación es incluso más fuerte, con
Jonas Vingegaard y Joao Almeida también en la lista”.
De Cauwer, sin embargo, mira más allá. “Quizás la verdadera confrontación llegue en Lombardía una semana después”, señaló. “Pero por ahora, Pogacar ha demostrado una vez más ser el hombre a vencer”.
Para Evenepoel, la plata en Kigali fue al mismo tiempo un consuelo y una oportunidad perdida. El próximo domingo en Francia le ofrece la ocasión de corregir ese error, pero con Pogacar en plena forma y nuevos contendientes en liza, la subida puede ser todavía más empinada