Alberto Contador ha reconocido para Eurosport la subida al Mont Ventoux que será la clave de la etapa 16 del
Tour de Francia 2025 que saldrá de Montpellier y que tendrá como única dificultad del día al imponente Monte Ventoso que parece encontrarse en medio de la nada entre Alpes y Pirineos.
La etapa contará con 171 kilómetros, como decimos casi todos llanos menos los 15.7 finales. El único atractivo que tendrá, más allá de ver si se puede formar una fuga que hoy imaginamos será bastante complicado, será el sprint intermedio en el kilómetro 112, aunque tras el abandono de Mathieu van der Poel se queda con menos gracia con Jonathan Milan liderando y deseando que Tadej Pogacar no gane muchas etapas para que no se lo arrebate.
Contador, en su bici Aurum desde las faldas del temible Ventoux, explicaba lo básico a saber: "15.7 km al 8.8% de pendiente media, pero cuidado que los kilómetros previos son durísimos, porque en la aproximación el pelotón a veces va encunetado por el viento. Yo recuerdo alguna vez en algún Dauphiné o en un Tour de Francia llegar antes de que empezar el puerto a 180 ó 190 pulsaciones solamente en la aproximación".
Sobre la primera parte, boscosa y con peor piso por las raíces de los árboles, comentaba el pinteño que era la más dura, con porcentajes no escandolsamente altos pero casi siempre rondando las dos cifras y que se hace casi eterna por su falta de curvas: "Es pasar justo la pancarta de inicia el puerto oficial e iniciar las rampas ya mantenidas constantementes al 9 y el 10 por ciento. Es un puerto bastante complicado porque no tiene muchas curvas en la parte inicial y vas viendo como poco a poco se te va yendo al grupo. Los primeros 8 kilómetros son durísimos".
El español recordaba su experiencia con el Ventoux en el Tour de Francia 2009 que ganó, asegurando que cuando lo subió ese mismo año en Dauphiné le costó muchísimo más hacerlo porque todavía no iba a tope de forma y que luego ya durante la Grande Boucle lo hizo sobrado:
"Voy subiendo el puerto y es imposible no acordarme del 2009 cuando en el Critérium du Dauphiné hice una hora y dos minutos a 197 de pulso medio. Llegaba justo de entrenamientos, no quería llegar óptimo pensando en el Tour. Cinco semanas después, afrontamos la misma subida en el Tour me pareció un puerto completamente diferente: la diferencia entre estar bien o estar en el punto perfecto de forma".
Perfil de la etapa con salida en Montpellier y lelgada al Mont Ventoux.
Como dato anecdótico decir que en Dauphiné en el Ventoux acabó octavo a 2:16 del ganador Sylwester Szmyd y en el Tour finalizó cuarto entrando en meta junto a su rival Andy Schleck a 38 segundos del único ganador español de la historia de la cima, Juan Manuel Gárate.
El cambio clave del Ventoux
El Mont Ventoux evidentemente tiene su nombre por la segunda parte de la subida, la menos dura, la que menos diferencias crea, pero la que lo convierte en diferente y especial porque los ciclistas parecen entrear en otro planeta:
"Cuando se acaba la zona boscosa y comienza la zona de viento, en un punto que todos los corredores reconocen, si has conseguido aguantar los ataques de tus rivales en la zona del viento te puedes proteger a rueda y quizás salvas el día".
Así explicaba Alberto Contador el gran problema que se pueden encontrar los ciclistas en la última parte: "Esta última parte es completamente diferente, el terreno lunar, mejor asfalto, más pedaleable y menos porcentaje. Eso sí, hay un problema: el viento".
Un puerto diferente a los demás para Contador y para todos los que lo hemos subido alguna vez como bien explicaba el pinteño sufriendo muchísimo en la parte inicial boscosa y disfrutando la parte mejor asfaltada final si como yo tenéis la suerte de hacerlo en los raros días en las que no sopla el viento: "Llegas a la cima tras una última curva dura, a esa cima con la mítica antena, esa antena que desde lejos los corredores ven y parece que no llega nunca después de esas durísimas rampas de la primera parte y la parte final. Es un puerto que marca las diferencias y es diferente al resto".