La narración de
Robbie McEwen en TNT Sports se convirtió en el reflejo perfecto de la tensión que se vivía en la carretera. En los metros finales del
Tour de República Checa 2025, cuando todo apuntaba a que
Cian Uijtdebroeks del Team
Visma - Lease a Bike iba a sellar una victoria de enorme prestigio, el guion cambió de manera inesperada y brutal. Lo que parecía un triunfo asegurado se transformó en una implosión repentina que dejó atónitos tanto a los comentaristas como a los aficionados que seguían la carrera.
Durante casi toda la subida final, el joven belga había demostrado ser el corredor más fuerte del grupo de favoritos. A falta de cuatro kilómetros lanzó el ataque que parecía definitivo, soltando primero al líder de la clasificación, William Junior Lecerf, del Soudal Quick-Step y después al segundo de la general, Alessandro Fancellu. En ese momento, Uijtdebroeks rodaba con confianza, abría hueco y la diferencia en la general virtual ya lo vestía de amarillo. Con dos kilómetros y medio por recorrer, su ventaja rondaba los veinte segundos y daba la impresión de tener la situación bajo control. Su pedaleo era constante y su gesto, imperturbable.
Sin embargo, como describió en directo un incrédulo McEwen, el desenlace fue otro. “Uijtdebroeks ha reventado, Uijtdebroeks no ganará…”,
exclamó el ex velocista australiano, incapaz de creer lo que veía. El último kilómetro resultó fatal para el belga. Su ritmo comenzó a caer en picado, la parte superior de su cuerpo se balanceaba visiblemente y las pedaladas se hacían pesadas. Por detrás, el grupo perseguidor vio la oportunidad y aceleró sin contemplaciones. Con la meta prácticamente al alcance de la mano, Uijtdebroeks se vació por completo. Fue entonces cuando Jannis Peter lanzó su ataque demoledor y se alzó con la victoria, mientras que Lecerf lograba mantener por escaso margen su maillot amarillo en la clasificación general.
Tras cruzar la meta, Uijtdebroeks explicó con sinceridad lo ocurrido: “No miré atrás en ningún momento; quería llegar lo más fuerte posible hasta el final. Al final las piernas me pesaban y vinieron muy rápido por detrás”. Aunque la decepción era evidente, quiso destacar el esfuerzo del equipo: “Tenemos que estar muy orgullosos. Hemos dado forma a la carrera y corrimos con ambición en las etapas de montaña. Lamentablemente, el recorrido no era lo suficientemente duro para mí”.
El colapso fue tan repentino como impactante. La reacción espontánea de McEwen, visiblemente sorprendido en la cabina de comentarios, capturó a la perfección la sensación colectiva de asombro. Fue la prueba de que en el ciclismo, incluso cuando todo parece decidido, la carretera siempre puede reservar un golpe inesperado. Y en esta ocasión, el drama se escribió en apenas unos cientos de metros.
Cian Uijtdebroeks dejó escapar el Tour de República Checa cuando lo tenía ganado