"Encontré consuelo en la botella": Un ex ciclista belga habla de su adicción

Ciclismo
lunes, 22 diciembre 2025 en 9:02
LeifHoste_Roubaix2006
El ex ciclista belga Leif Hoste ha hablado públicamente de su larga lucha contra la adicción al alcohol. El corredor, de 48 años, que logró seis victorias como profesional en 15 temporadas, reveló que su adicción llegó a un punto en el que su vida estuvo repetidamente en riesgo.
“Ya no distinguía la noche del día. Todo estaba impulsado por un ansia constante de alcohol. Al menos diez veces ingresé en urgencias con más de 4,5 gramos por mil en sangre. Cuando volvía a estar mínimamente consciente, los médicos me decían: ‘Si sigues así, se acabó’”, explicó Hoste en una entrevista con HLN.
Pese a esas advertencias, Hoste admitió que a menudo se fugaba del hospital poco después. “No quería morir en absoluto, pero hora y media más tarde me ponía los pantalones y los zapatos, me arrancaba el suero del brazo y salía del hospital. De camino a casa compraba dos botellas de vodka puro en Colruyt. Era así de fuerte.”
Hoste, que puso fin a su carrera profesional en 2012, reconoció que el periodo posterior fue profundamente desestabilizador. “No solo en lo profesional, en lo personal la vida tampoco ha sido fácil. Mi infancia, la manera en que crecí: no fue una época sencilla. Pero no entraré en más detalles. En un momento dado, mi carrera también me pareció un fracaso.”
Hoste no es un caso aislado de un ciclista que lucha contra la adicción al alcohol. Es conocido  Pantani, Jan Ullrich o Lance Armstrong también atravesaron situaciones similares.

“Encontré consuelo en la botella”

Una serie de reveses personales aceleró su caída al infierno. “Súmale un divorcio y el contacto con mi hija que se fue diluyendo… Ya no era capaz de procesarlo todo de forma sana. Suena extraño, pero la bebida me daba paz y control. Encontré consuelo en la botella. Cuando te quieres dar cuenta, estás rodando cuesta abajo y metido hasta las narices. Y entonces no puedes respirar.”
Durante mucho tiempo, la negación fue central. “Empezó con una copa para dormir mejor. Poco después, bebía cada vez más temprano y me servía una Duvel nada más salir del trabajo. Más tarde, empecé a beber en cuanto cogía el coche de vuelta a casa tras trabajar. Así todo fue a peor. Pero me lo negaba a mí mismo. ‘Solo es alcohol. Si quiero dejarlo la semana que viene, lo dejo’.”
Pero dejarlo no es tan fácil, incluso con voluntad. “Y vas posponiendo ese ‘parar’, porque está el cumpleaños de un amigo, la comunión de una sobrina, y así sucesivamente. Hasta que en un momento dado derivé en un abuso de alcohol que era garantía de muerte: tres botellas de vodka al día. ‘Una persona corriente no sobrevive a eso’, me dijo un médico al que conozco desde hace 30 años.”
Tras múltiples hospitalizaciones, Hoste afirma que ahora lleva seis meses sobrio. Aun así, el camino por delante no es sencillo. “Soy una persona con adicción. Tengo que aceptarlo y vivir con ello. En mi caso, significa no beber nada más. Alguien a quien le diagnostican diabetes de repente también tiene que tenerlo en cuenta. Debo adaptarme, porque no quiero estar luchando contra esto el resto de mi vida. Si lucho contra ello, de todos modos pierdo.”
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