Hace ya una semana que reina la calma en el autobús del equipo
Soudal Quick-Step durante el
Giro de Italia. La formación belga ya ha tenido que decir adiós a no menos de seis corredores. Sólo
Ilan Van Wilder y
Pieter Serry siguen en carrera.
El equipo belga se ha reducido ahora a dos corredores, dos directores de equipo, dos mecánicos y un cocinero. No hay en absoluto ánimo de hosanna. "No hay que subestimarlo", resume la situación el director deportivo Klaas Lodewyck en conversación con Het Nieuwsblad. "Los chicos se prepararon para el Giro, están haciendo todo lo posible para estar listos. Y entonces llegas a la última semana con dos corredores. No es fácil mentalmente. Te enfrentas a ello todo el día".
"Dos chicos en la mesa por la mañana en el desayuno. Ir a la salida con dos bicis en el techo. Dos corredores en la reunión de equipo... Seguimos intentando sacar lo mejor de ello. La discusión táctica es un poco más corta -'Pieter, quédate con Ilan'-, pero en la discusión de carrera da igual que la escuchen dos u ocho ciclistas. Debe estar bien preparada. También elaboramos cada día un 'plan botella', en el que intentamos estar en cuatro o cinco sitios con comida y bebida".
Y el equipo aún tiene algo por lo que luchar. Van Wilder causa una gran impresión en las subidas, terminó sexto en la etapa de montaña al Monte Bondone y aún tiene posibilidades de meterse entre los 10 primeros en la clasificación final. "Intento ayudar a Ilan lo mejor que puedo", dice Serry. "En Monte Bondone pude quedarme con él hasta los últimos veinte kilómetros. Es bonito que podamos ir juntos a por un objetivo. Si no tuviéramos eso, ahora estaría muy mal".