Meses antes de conquistar su primer Tour de Francia, Lance Armstrong aún era un ciclista que parecía más adecuado para las carreras de un día. La Amstel Gold Race, que se disputa este domingo, no había sido una de ellas, y Armstrong la recuerda junto a Michael Boogerd:
"Es un milagro que me hayas ganado [...] Ya ves lo que te hace el ciclismo, no es bueno para la mente", comentó recientemente Armstrong. En aquella época, la última de las clásicas de las Ardenas terminaba en Maastricht, tras un recorrido exigente, y concluyó con un esprint entre Armstrong, entonces excampeón del mundo, y el ídolo local, Boogerd.
"Yo era uno de los peores esprinters del pelotón en aquel entonces. Estaba muy nervioso en el último kilómetro, también porque era el campeón de Holanda", recuerda el neerlandés. "Además, llevaba 10 kilómetros a su rueda, así que podía imaginarme perfectamente lo que diría la gente si perdía el esprint. Al tomar la última curva, lo único que pensé fue: 'oh mierda, tengo que ganar. ¿Cómo voy a hacerlo?'".
Fue una edición de máxima tensión para el corredor local, y Boogerd recuerda cómo desde el coche del equipo le insistían en que no colaborara con Armstrong. "Jan Raas me dijo que me arrancaría la cabeza si tiraba primero".
La respuesta de Armstrong en ese momento fue: "Boogie, sé que no eres un maricón. Pero puedes devolvérmelo en julio" (en referencia al Tour de Francia).
En 2019, el campeón nacional Mathieu van der Poel ofreció a los neerlandeses otro final soñado en la clásica más importante del país. Y este año, se espera un gran espectáculo con Tadej Pogacar, Wout van Aert, Remco Evenepoel y Tom Pidcock en la línea de salida.