Lo que comenzó como una celebración para
Alex Aranburu terminó convirtiéndose en una auténtica montaña rusa de emociones en la tercera etapa de la
Itzulia. El ciclista español cruzó primero la línea de meta, pero su victoria fue inmediatamente cuestionada por un giro inesperado —literal y figurativamente— en los últimos metros del recorrido.
La polémica se desató cuando Aranburu tomó una rotonda por la derecha, una maniobra que en principio estaba prohibida por la organización. Según el criterio de los comisarios en un primer momento, el corredor de
Cofidis habría incumplido el trazado oficial, lo que llevó a su relegación al décimo lugar y, más tarde, a su descalificación de la etapa.
Sin embargo, horas después, la justicia prevaleció. La organización revisó el caso con detenimiento y terminó por reinstaurar a Aranburu como ganador oficial de la etapa.
“Por supuesto que fue una decisión difícil”, explicó Bingen Fernández, director deportivo de Cofidis, en declaraciones a
Cycling Pro Net. “Normalmente se sigue el libro de ruta, y sabíamos que esa rotonda debía tomarse por la derecha”.
Y esa fue precisamente la defensa de Aranburu: el libro de ruta —la referencia sagrada en el ciclismo profesional— indicaba claramente que la rotonda debía tomarse por ese lado. El corredor, nacido en la zona y profundamente motivado por correr ante su público con el maillot de campeón nacional, había estudiado cada detalle del recorrido, incluyendo todas las rotondas del final.
“El corredor es de aquí. Se preparó a conciencia y estudió todas las rotondas. En el último kilómetro y medio vio que una estaba parcialmente abierta, y siguió lo que decía el libro. Hizo lo correcto”, añadió Fernández.
La decisión final de devolverle la victoria fue recibida con alivio en Cofidis. “Hubo muchas discusiones, pero el libro de ruta fue clave. Y además, simplemente fue el más fuerte”, sentenció el director.
El desenlace fue emocionalmente desgastante para Aranburu. En un momento pasó de la euforia a las lágrimas, creyendo que le habían arrebatado el triunfo. Se dirigió al hotel sin saber si era vencedor o excluido. Finalmente, pudo celebrar, aunque con matices.
“Estaba contento y enfadado al mismo tiempo. Porque ganó, luego no ganó, y luego volvió a ganar. Es muy duro. Al final, estamos felices, pero no fue una victoria en circunstancias normales”, concluyó Fernández.