Este próximo sábado vamos a vivir el último gran capítulo de la
Vuelta a España 2023 en una tortura por la Sierra de Madrid. En total, los corredores deberán afrontar una jornada superior a los 200 kilómetros que será un continuo sube y baja que más parece una clásica de las Ardenas que una etapa de una gran vuelta por etapas.
Los ciclistas tendrán que superar un total de 10 dificultades montañosas, todas ellas de tercera categoría. Obviamente, si UAE Team Emirates o Bahrain Victorious quieren tener alguna opción (por remota que sea) de intentar colocar a
Mikel Landa o
Juan Ayuso en el podium o, sobre todo, llevarse un triunfo de etapa, deberán hacer la jornada durísima desde el inicio. Si vuelve a suceder lo de la etapa 17 en la que permitieron una escapada de inicio, todo se complicará más.
Viendo el nivel que han mostrado en las últimas etapas de montaña los gregarios de
Jumbo-Visma (Kelderman, Gesink, Valter y compañía), no será fácil para el equipo neerlandés controlar la carrera. Veremos si Bahrain vuelve a darle la carrera hecha poniendo ritmo en cabeza o, si por el contrario, se suceden los ataques y la etapa se convierte en una locura con líderes sin gregarios.
Lo que está claro es que si hay ganas de pelea
Sepp Kuss no tiene en absoluto asegurado el maillot rojo. Podría ser que Jonas Vingegaard o Primoz Roglic tuvieran que saltar a algunos ataques y que, por circunstancias de carrera, acabaran en algún grupo delantero.
Como comento, la clave va a estar en que los intereses de la lucha por una victoria de etapa se pudieran unir con los intereses por intentar reventar la clasificación general. Ahí
Remco Evenepoel, que seguro que intenta su cuarto triunfo en esta Vuelta, puede ser una pieza clave para cualquiera que quiera explosionar la prueba.
Las últimas dos subidas, al Puerto de la Cruz Verde y al Alto de San Lorenzo del Escorial, no son demasiado duras, pero tras 19 etapas a las espaldas y 8 subidas y bajadas y 180 km atrás, pueden hacer muchísimo daño si, como explico, hay ritmo desde el inicio y ganas de hacer daño de verdad.
Alberto Contador demostró en Fuente Dé en 2012 que, cuando uno quiere, puede. ¿Alguien se atreverá?