El
mercado ciclista ya no es tan intenso como hace unas semanas. Cosa lógica debido a la cercanía del inicio de temporada 2026. Los equipos WorldTour están prácticamente listos para comenzar un nuevo trienio, con sus plantillas apuntaladas. Sin embargo,
INEOS Grenadiers busca un 'bombazo' de última hora, ese líder que le devuelva la ilusión por competir en las grandes vueltas.
Hemos tenido
grandes noticias de última hora esta semana, especialmente para los aficionados británicos. El supuesto paso de
Oscar Onley a INEOS Grenadiers no es un fichaje más que el pelotón olvidará el próximo fin de semana de carrera. Si se completa, redefinirá cómo hablamos del valor de los ciclistas, de la nueva generación del ciclismo británico y del rumbo a largo plazo de INEOS. Por encima de todo, confirmaría que 2025 fue la temporada en la que Oscar Onley cruzó una línea invisible pero decisiva.
El ascenso de Oscar Onley ha sido sostenido más que explosivo, y por eso su temporada 2025 tenía tanta trascendencia. El escocés no llegó al Tour de Francia envuelto en expectativas, sino con una credibilidad silenciosa ganada a base de regularidad en la montaña y solidez en vueltas por etapas. Cuando la carrera entró en su última semana, esa credibilidad se había convertido en autoridad. Acabar cuarto en la general y mantenerse con opciones de podio hasta los compases finales lo situó entre la élite actual de los hombres de la clasificación general, no como promesa futura sino como realidad presente.
Aquel Tour no fue un destello aislado. La temporada de Onley se definió por la repetición al máximo nivel. Sus top cinco en grandes vueltas por etapas y una victoria parcial en la Vuelta a Suiza demostraron que su resultado en el Tour de Francia no fue un golpe de fortuna ni sólo de forma.
Los equipos no se pasan meses negociando traspasos de siete cifras por una única actuación. Lo hacen cuando un corredor prueba que puede rendir en distintos terrenos, durante semanas y bajo presión.
Oscar Onley subió junto a Vingegaard y Pogacar durante el Tour de Francia
¿Siete millones?
Por eso los números asociados a las negociaciones con INEOS importan tanto. Cuando se habla de un posible rescate de siete millones de euros, el ciclismo entra en territorio poco habitual. Es mucho dinero.
Incluso si la cifra final queda por debajo, la dirección es inequívoca. Tradicionalmente, el ciclismo evita tasas de traspaso visibles y prefiere ocultar el valor en salarios y duración de contratos. El caso Onley rompe esa convención porque no existe cláusula de rescisión. Team Picnic PostNL no tiene obligación de vender. Cualquier movimiento exige negociación directa y compensación directa, lo que eleva todo el proceso.
La información de Daniel Benson refleja lo avanzadas que parecen las conversaciones. Según Benson, el acuerdo podría cerrarse
“en 24 a 48 horas”, aunque también subraya que aún no hay acuerdo definitivo. Ese margen estrecho dice mucho. Los equipos no entran en la fase final de una negociación si ambas partes no ven plausible el trato, aunque genere fricciones.
Así que, aunque en Picnic PostNL no quieran perder a su nuevo líder, el incentivo económico puede ser difícil de ignorar.
Para Picnic PostNL, el contexto pesa tanto como el efectivo. La situación de su licencia WorldTour ha puesto sus finanzas bajo la lupa. Vender a un corredor como Onley no es sólo una renuncia deportiva, puede ser un movimiento estabilizador que refuerce su candidatura a la seguridad WorldTour a largo plazo si reinvierten bien el dinero. Esa realidad explica por qué defienden con firmeza la valoración.
Desde la perspectiva de INEOS Grenadiers, se trata de algo más que fichar al talento británico del momento. El equipo está en fase de recalibración. Su época de dominio automático terminó hace tiempo, desplazada por un escenario en el que UAE Team Emirates y Visma - Lease a Bike marcan el ritmo del deporte. Para competir en ese paisaje, INEOS debe apostar pronto y con decisión por corredores que puedan liderar su futuro.
Hace 12 meses, INEOS estaba inmerso en otro fichaje mediático con una estrella británica: Tom Pidcock. El multiusos dejó la escuadra tras años de objetivos desalineados con la dirección de INEOS, pero ahora el equipo parece a punto de encontrar a su nuevo héroe británico.
El efecto Geraint Thomas
Aquí es donde cobra sentido el nuevo rol directivo de Geraint Thomas. Como corredor que encarnó la era dorada de INEOS y que sabe lo que se necesita para ganar el Tour de France desde dentro del autobús, Thomas aporta credibilidad a la planificación a largo plazo.
Onley es justo el tipo de ciclista que Thomas entiende: discreto, resistente y capaz de asumir el liderazgo sin quemarse. De hecho, hay muchas similitudes entre Onley y un Thomas joven. Una operación de este calibre sugeriría alineación entre la dirección deportiva que representa Thomas y el compromiso financiero que la organización está dispuesta a asumir.
En los últimos años se ha acusado a INEOS de reaccionar más que liderar, de repartir el liderazgo entre demasiados corredores sin apostar del todo por uno. Invertir fuerte en Onley invertiría esa percepción. Diría que INEOS lo ve no como un gregario de lujo, sino como la gran esperanza para devolver al equipo a los podios de grandes vueltas.
Las implicaciones van más allá de la táctica de equipo y los balances. Para el ciclismo británico, esto puede ser un momento generacional. Desde los años dorados de Froome, Thomas y Wiggins, el flujo de aspirantes británicos a la general ha estado bajo lupa. El talento estaba, pero la validación al nivel del Tour de Francia era escasa. El cuarto puesto de Onley cambia ese relato. Indica que el ciclismo británico produce corredores capaces de competir en el entorno moderno, hipercompetitivo de la general, no solo de participar.
Aunque Tom Pidcock acaparó titulares con su primer podio en una gran vuelta en la Vuelta 2025, ¿no fue aún más impresionante el cuarto puesto de Onley en el Tour, solo por detrás de Pogacar, Vingegaard y Lipowtiz?
Un británico que ficha por un equipo británico como líder protegido para la general, respaldado por un compromiso financiero mayor, restituye una continuidad perdida en las últimas temporadas. También eleva las expectativas. Onley dejaría de ser valorado como outsider prometedor para ser medido como un corredor obligado a rendir acorde a su tasación.
No sorprende que las opiniones en el pelotón reflejen esa lógica. Johan Bruyneel la condensó al decir: “Puedo verlo en INEOS el próximo año”. Cuando un corredor alcanza cierto nivel y existe un encaje nacionalidad–equipo, la inercia resulta difícil de frenar.
Nada de esto garantiza el éxito. Traspasos de este calibre implican riesgo, sobre todo en un deporte donde lesiones, enfermedades y picos de forma pueden descuadrar cualquier plan. Pero lo significativo es la intención. El ciclismo rara vez pone un valor monetario explícito a la confianza. En el caso de Oscar Onley, esa confianza ya es medible, negociable y potencialmente transformadora. ¿Podrá el joven escocés estar a la altura?
Si el acuerdo se cierra, figurará entre los más caros y simbólicamente importantes del ciclismo de ruta masculino moderno. Más aún, marcará el momento en que Oscar Onley dejó de ser una historia de promesa para convertirse en una de responsabilidad. Para INEOS, para el ciclismo británico y para la economía cambiante de traspasos del deporte, ese giro puede ser mucho más relevante que la cifra final escrita en el cheque.
Pero antes aún hay que esperar a que se firme el papeleo…